Viena se rinde a la sobriedad de Mehta en el Concierto de Año Nuevo
La bailarina española Lucía Lacarra ha participado en el ballet del Danubio Azul
Viena
El público se ha rendido esta mañana a uno de los maestros preferidos de la Filarmónica de Viena, Zubin Mehta, en un sobrio Concierto de Año Nuevo 2007, uno de los ritos tradicionales para empezar el año a ritmo de valses, marchas y polcas. Mehta, miembro de honor de la Filarmónica desde 2001, y que hoy se ha subido por cuarta vez al púlpito del la Sala Dorada de la Musikverein, ha dado durante el concierto la bienvenida a "dos países del Danubio, Rumanía y Bulgaria a la Unión Europea", saludando incluso en búlgaro y rumano.
Una de las novedades este año ha sido la participación por primera vez de una bailarina española, Lucía Lacarra, invitada para la grabación en directo de la versión televisiva en el palacio de Schönbrunn, residencia de verano de la mítica emperatriz Sissi y su esposo, el emperador Francisco José. Mehta ha derrochado energía y conocimiento musical para ponerse, a los 70 años, al frente del emblemático concierto, seguido con devoción por unos 2.000 afortunados melómanos y por decenas, tal vez cientos de millones de telespectadores en casi 60 países.
El concierto se ha iniciado con la enérgica marcha Zivio, de Johann Strauss hijo, cuyo protagonismo este año ha sido menor en favor de su hermano Josef Strauss y de su padre Johann. El concierto ha recuperado hoy todo su repertorio tradicional de la saga musical Strauss, tras la inclusión de Mozart el año pasado por el jubileo del compositor, y ha contado sólo con una pieza ajena: Elfenreigen, del austríaco Josef Hellmesberger, como homenaje por el centenario de su muerte. Pero dentro del clasicismo también ha tenido renovación, como lo demuestra la inclusión de seis composiciones nunca incluidas hasta ahora en el evento, como las polcas Irene y Matrosen, o el vals Flattergeister, de Josef Strauss.
Otras novedades han sido Einzugs-Gallop y Erinnerung an Ernst, de Johann Strauss, esta última pieza, con la ayuda de varios guiños humorísticos, ha servido para demostrar el virtuosismo de los músicos y ha arrancado numerosos "bravo" de la sala. Pieza especial ha sido igualmente el vals Wo die Citronen blüh'n, con un sutil toque mediterráneo, acompañado por las imágenes televisivas de la Palmenhaus, un elegante jardín botánico acristalado de finales del siglo XIX. Esta pieza ha sido seleccionada por Mehta, que la considera una "obra maestra", aunque especial devoción ha despertado la polca rápida Ohne Bremse -de Eduard Strauss- que ha levantado al público de sus asientos para ovacionar a los músicos.
Lucía Lacarra y el Danubio azul
Las escenas del ballet creadas para su emisión a los puntos cardinales del planeta ha contado con la coreografía de Christian Tichy y la participación de Lucía Lacarra, que ha aparecido junto a su marido, Cyril Pierre, al son de la música del más famoso de los valses, el Danubio Azul, compuesto en 1876 por Johann Strauss hijo. El escenario ha sido el suntuoso interior barroco del palacio de Schönbrunn, del que la prima ballerina española ha asegurado en declaraciones a la televisión austríaca ORF que "la primera vez que me probé el vestido me sentí como una princesa en un palacio de cuento de hadas".
Los inevitables acordes clásicos de la marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, que ha contado con el acompañamiento con las palmas de los espectadores, han marcado como es habitual, el final del concierto. Para los incondicionales de este evento, la versión grabada estará lista para la venta el próximo día 8 de enero, y será como es tradicional, un éxito de ventas para la Filarmónica.