Sociedad

Montserrat Corulla "estaba plenamente integrada" en la estructura de Roca, según el sumario de la Operación Malaya

Todos los testaferros de Roca le han traicionado en sus declaraciones ante el juez

Se van conociendo nuevos detalles del auto que ha hecho público esta semana el juez Torres por el que procesa a 86 personas en relación con la Operación Malaya. Según el auto, todos los testaferros de Juan Antonio Roca le han traicionado en sus declaraciones. El cerebro de la trama había tejido una "estructura criminal" con una gran número de personas interpuestas que estaban al corriente y participaban en la actividad delictiva de Roca. Entre esos colaboradores figura la abogada Montserrat Corulla, encargada de llevar los negocios de Roca en Madrid.

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El Ayuntamiento de Marbella, escribe en su auto el juez Torres, estaba controlado por una estructura criminal perfectamente organizada y jerarquizada, que partiendo del control político desarrolló una atmósfera de favorecimiento mercantil hacia promotores, constructores e inversores a cambio de dádivas. Se trata, concluye el magistrado, de una sólida red de corrupción organizada para obtener lucro sin reparar en los medios.

La investigación ha permitido establecer que Juan Antonio Roca cuenta con un inmenso patrimonio que figura a nombre de terceras personas. En una conversación intervenida por la policía lo reconoce el propio Roca cuando explica a su interlocutor que "la diferencia entre tú y yo es que todas tus propiedades están a tu nombre y las mías están cada una a nombre de su padre y de su madre" Esto para el juez, sólo tiene una calificación penal posible: blanqueo de capitales. El auto destaca además que todos esos testaferros a los que se refería Roca no son meros hombres de paja, sino que cumplen con un papel activo en esta "estructura criminal perfectamente organizada", tal y como la define el Magistrado.

El juez subraya que en un primer momento todo este conglomerado de testaferros mantuvo que las propiedades que se habían detectado no pertenecían a Roca. No tardaron mucho tiempo en traicionarle. En sucesivas declaraciones reconocieron con rotundidad que trabajaban para él, que era el jefe y que todas las propiedades y sociedades que figuraban a su nombre eran en realidad de Roca, siendo ellos unos meros fiduciarios.

Entre los colaboradores más cercanos figuraba la abogada Montserrat Corulla, que según el auto, "estaba plenamente integrada en la en la estructura de Roca" Prueba de ello es que Corulla era una de las cuatro personas que contaba con los teléfonos encriptados que encargó Roca para que no se le pudieran intervenir las conversaciones. Unos terminales que cuestan 4.000 euros cada uno.

 
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