Internacional

Hillary y Obama defienden una reforma migratoria en Estados Unidos

En ella se incluiría una legalización de indocumentados

Los aspirantes demócratas a la presidencia de Estados Unidos, Barak Obama y Hillary Clinton, dieron ayer su apoyo a una reforma que podría sacar a millones de inmigrantes indocumentados de las sombras con una legalización de indocumentados.

Mientras, se han convocado marchas en algunas ciudades norteamericanas para pedir el fin de las redadas y las deportaciones, así como la legalización de unos 12 millones de inmigrantes ilegales, en su mayoría latinoamericanos, que viven en Estados Unidos.

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Clinton, senadora por Nueva York que goza de un amplio apoyo en la comunidad estadounidense de origen hispano, prometió trabajar con el Congreso para aprobar una reforma "amplia" a las leyes de inmigración en sus primeros 100 días de gobierno. La senadora destacó los aspectos de "seguridad" que tendría el proyecto, señalando que la reforma debe incluir "el fortalecimiento de nuestra seguridad fronteriza, mayor cooperación con los países vecinos, una aplicación estricta pero justa de nuestras leyes, asistencia federal para nuestros gobiernos estatales y locales", señaló un comunicado.

También defendió castigos "estrictos" a los empleadores que exploten a trabajadores indocumentados y abogó por un "camino a la legalización ganada por aquellos que están aquí trabajando duro, pagando impuestos y respetando la ley".

Compromiso de Obama

Por su parte, Obama aseguró que en Chicago fue testigo de las grandes marchas que movilizaron a cientos de miles de personas el 1 de mayo de 2006 en varias ciudades de Estados Unidos, pero no entró en detalles sobre su plan. "Dos años después, nuestro problema sigue sin resolverse, y aquellos que quieran un cambio tendrán que votar por un cambio en noviembre", dijo Obama en comunicado.

Aun así, en el Congreso fracasó por segundo año consecutivo un amplio proyecto de reforma migratoria , debido principalmente a la posición de republicanos más conservadores, que se oponen a legalizar a los inmigrantes, pese al apoyo del presidente George W. Bush al proyecto. Desde entonces, los legisladores pusieron énfasis en aprobar leyes para reforzar la seguridad en la frontera con México. También se construyeron más de 1.000 kilómetros de barreras para frenar la inmigración.

Propuestas de los candidatos

Clinton señaló que el sistema de inmigración no debería perjudicar a las familias, que quedan separadas por las redadas. Mientras, el candidato republicano, John McCain, quien fue duramente criticado por las filas más conservadoras de su partido por defender una reforma con legalización de indocumentados, no se pronunció sobre la situación.

Desde que entró en la campaña, McCain cambió su enfoque sobre la inmigración buscando atraer a la base más conservadora del partido, priorizando aspectos de seguridad fronteriza y sin tratar el tema de los indocumentados.

 
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