Internacional

Renuncia el candidato a la Secretaría de Salud de Obama por problemas fiscales

Los impagos de impuestos entre el equipo de Obama habían comenzado ya a convertirse en <b>motivo de burla</b> entre la clase política

El presidente de los EEUU visita un colegio el mismo día que el candidato a la Secretaría de Salud, Tom Daschle, presenta su dimisión por un escándalo fiscalReuters

El candidato a la Secretaría de Salud, Tom Daschle, es el último de los elegidos por Barack Obama que se retira por un escándalo fiscal, lo que supone un duro golpe para el mensaje de ética y transparencia que promueve el presidente de EEUU.

Pocas horas antes de que Daschle anunciara su renuncia, una segunda seleccionada, Nancy Killefer, que iba a encargarse de supervisar la eficiencia del Gobierno, también había retirado su nombre por un problema de impago de impuestos.

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Daschle anunció este martes su renuncia en un comunicado en el que afirma que "el trabajo que hace falta requiere un líder que pueda operar contando con la completa confianza del Congreso y del pueblo estadounidense y sin distracciones. Ahora mismo, no soy ese líder y no voy a ser una distracción".

Ingresos no declarados

Los problemas del candidato para ocupar la cartera de Salud comenzaron el viernes, cuando se dio a conocer que Daschle, ex senador por Dakota del Sur, había dejado de declarar desde 2004 más de 128.000 dólares por ingresos de consultoría y el uso de un automóvil y chófer.

Además se supo que había cobrado más de 200.000 dólares de empresas sanitarias, las mismas que tendría que supervisar como secretario de Salud.

Obama, en un acto el lunes, había asegurado que respaldaba "absolutamente" a Daschle, uno de sus principales apoyos durante la campaña electoral.

Los senadores demócratas también habían declarado que su antiguo colega recibiría, como es obligatorio para los nombramientos al Gabinete, el visto bueno de la Cámara Alta.

La prioridad: la crisis, y no problemas supérfluos

Pero el escándalo no había dejado de crecer y había puesto a la defensiva a la Casa Blanca, que trataba de promocionar el plan de estímulo económico contra la crisis.

El lunes, la Casa Blanca se vio obligada a reconocer que Daschle había cometido un "error grave". El propio ex senador compareció a puerta cerrada ante el Comité de Finanzas del Senado para pedir disculpas.

Daschle insistía en que el suyo había sido un error genuino y no un intento de defraudar al fisco.

Otro secretario de Obama, también con problemas fiscales

Pero en su caso se ha visto perjudicado por dos circunstancias: el que el impago de los impuestos se acompañara de la revelación de sus ingresos por asesoría a empresas sanitarias -y la consiguiente apariencia de un conflicto ético- y el hecho de que ya otro secretario de Obama, Tim Geithner, del Tesoro, hubiera tenido que responder por retrasos impositivos, en su caso de 40.000 dólares.

Geithner consiguió la ratificación del Senado la semana pasada, aunque no sin tener que someterse a un aluvión de preguntas de los legisladores.

Los impagos de impuestos entre el equipo de Obama habían comenzado ya a convertirse en motivo de burla entre la clase política. El fin de semana, el 'número dos' de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, había afirmado que "no me extraña que a los demócratas no les importe subir los impuestos. ¡Total, no los pagan!".

En un comunicado, Obama indicó este martes que acepta la decisión de Daschle "con pena y tristeza".

Renuncias personales

La Casa Blanca insiste en que tanto la renuncia de Daschle como de Killefer -que en 2005 adeudó a la ciudad de Washington 900 dólares por el impago de unos impuestos como empleadora de personal a su servicio- han sido a iniciativa propia y ninguno recibió presiones de la presidencia.

El portavoz de Obama, Robert Gibbs, rechazó también que las renuncias representen una mancha en las promesas de reforma ética y de transparencia con las que el presidente llegó a la Casa Blanca. "Contamos con las reglas de rendición de cuentas y de ética más estrictas de la Historia de EEUU", aseguró Gibbs.

El portavoz aseguró que "no se puede cambiar el modo en que Washington ha operado durante las tres últimas décadas en dos semanas". "Afortunadamente, tenemos cuatro años por delante para intentarlo", sostuvo.

Los republicanos, a la expectativa

La oposición republicana se ha mostrado, en general, de acuerdo con la dimisión de Daschle, aunque por el momento no ha hecho demasiada sangre sobre el asunto.

El ex candidato presidencial republicano, John McCain, se mostró de acuerdo en que "probablemente, ha tomado la decisión correcta", mientras que el líder de este grupo en el Senado, Mitch McConnell, opinó que "creo que esta historia se ha terminado".

En cambio, el también senador republicano John Ensign afirmó que Daschle "iba a encarar algunas preguntas muy duras, y creo que ha evitado que el presidente quedara en evidencia la semana próxima en una audiencia pública".

<a name="despiece1"></a>"Me siento frustrado conmigo mismo y con mi equipo"

El presidente ha afirmado a la cadena NBC que "es importante dejar claro el mensaje de que no hay dos tipos de reglas, uno para la gente corriente y otro para las personalidades".El presidente estadounidense admitió su parte de responsabilidad en el escándalo. "Me siento frustrado conmigo mismo y con mi equipo", reconoció en sus declaraciones a NBC. No obstante, insistió en que lo importante es "volver a poner esto en marcha" y acometer la reforma sanitaria de la que se iba a encargarse Daschle.En otra entrevista, con la cadena "Fox News", Obama reconoció: "Metí la pata". "Cometí un error, y probablemente no sea el último que vaya a cometer durante mi mandato".A lo largo de este martes, dos nombramientos del presidente presentaron su renuncia por problemas de atrasos en los impuestos.Obama declaró a la Fox que Daschle cometió un error "sin intención, pero importante".En esta entrevista, el presidente estadounidense también quiso promover el plan de estímulo económico que él defiende como necesario para hacer frente a la crisis y que está pendiente de aprobación en el Senado.El plan, dotado con 819.000 millones de dólares, ha recibido las críticas de la oposición republicana, que considera que hará poco por estimular la economía y sólo despilfarrará el dinero.

 
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