
La seguridad aérea tras el 11-S
En los últimos 3 años ningún grupo terrorista había intentado atentar contra un avión
Desde el 11-S han ido incrementándose las medidas de seguridad y las restricciones para volar, algo que no impide que ocurra lo de este vuelo entre Europa y Estados Unidos, entre Amsterdam y Detroit.
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El primer intento de ataque a un avión tras el 11-S se produjo ese mismo año 2001. El 22 de diciembre, el británico Richard Reid intentó activar un explosivo que llevaba oculto en un zapato en un vuelo entre París y Miami de la compañía American Airlines. Reid pudo ser detenido por la tripulación de ese avión y tras confesar que pertenecía a Al Qaeda fue condenado en 2003 a 120 años de cárcel. Tras ese incidente, se prohibió llevar a mecheros en el equipaje de mano (restricción que ha sido levantada en 2007) y a los pasajeros que vuelan dentro de Estados Unidos se les obliga a quitarse los zapatos antes de embarcar.
El 10 de agosto de 2006, el servicio secreto británico Scotland Yard aseguró haber desbaratado un complot para atentar contra una decena de aviones con rutas transatlánticas. Se trataba de hacer estallar bombas artesanales camufladas en botellas de refresco, algo que, según el fiscal del caso, habría provocado una matanza sin precedentes. La desarticulación de esta banda (compuesta por tres musulmanes de entre 28 y 29 años) desencadenó después en el endurecimiento de las reglas de transporte de líquidos en los aviones. Desde entonces, las autoridades reforzaron las medidas de seguridad a escala mundial, y limitaron la subida de líquidos a la cabina a 100 mililitros.
También en ese 2006, en el mes de noviembre, en Alemania, la Policía germana detuvo a otro presunto terrorista acusado de intentar hacer estallar un avión de pasajeros con otro explosivo que había camuflado en su equipaje.
