Valeriano Gómez, el ministro del diálogo social

El nuevo responsable de Trabajo lideró, en su etapa como Secretario General de Empleo, un proyecto de diálogo y entendimiento con los agentes sociales que culminó en la reforma laboral pactada de 2006. Es una de las consecuencias de la amplia remodelación del Gobierno de Zapatero.

Muy vinculado a UGT, participó en la manifestación que siguió a la huelga general del pasado 29 de septiembre; es partidario de introducir "equilibrio" en la reforma laboral.

Con este nombramiento, Valeriano Gómez, jienense de 53 años, vuelve al ministerio de Trabajo, donde desempeñó un papel clave como secretario general de empleo entre 2004 y 2006. En esa etapa, en la que dirigía el departamento Jesús Caldera, Gómez pilotó el proceso de diálogo social que dio lugar a una reforma laboral pactada con sindicatos y empresarios, y que se orientó a la reducción de la temporalidad y a la promoción del empleo indefinido; también participó de forma activa en la regularización de inmigrantes, con la que se pasó a considerar la cuestión de la inmigración desde la óptica de la contratación y por tanto del ministerio de Trabajo, y no desde la óptica de Interior, y jugó un papel clave en la revalorización del Salario Mínimo. Renunció a su cargo, después de estos años intensos, alegando "motivos personales".

A Gómez le tocará afrontar el desarrollo de la reforma laboral que fue la causa principal de la huelga general del 29 de septiembre. Gómez participó en la manifestación que recorrió ese día las calles de Madrid; dijo ese día que la reforma laboral "no es una agresión imposible" de afrontar por parte de los trabajadores pero que es una reforma que necesita "equilibrios". Ésta ha sido su línea en los artículos en prensa que ha escrito sobre la reforma y, en general, sobre el mercado de trabajo: la necesidad de que el equilibrio sea la clave principal. Su perfil dialogante y esta posición sobre las reformas, además de su buena relación con los sindicatos, hacen de él un candidato sólido para negociar el desarrollo reglamentario de la reforma, que tendrá que pactarse en los próximos meses. Durante los últimos años, ha mantenido un contacto estable y una buena relación con el hasta ahora ministro, Celestino Corbacho.

Además de las responsabilidades ya mencionadas, antes había sido miembro del gabinete técnico del Secretario General del PSOE desde 2002 y responsable técnico del programa electoral socialista, que coordinó Jesús Caldera; en la década anterior, ejerció como Administrador Único de PSV, para liquidar la fallida cooperativa de viviendas. Actualmente, es consejero del Consejo Económico y Social y patrono y director financiero de la Fundación Ortega y Gasset, desde la que ha organizado numerosos actos y seminarios sobre el mercado de trabajo.