Un escalón más

Hace solo dos días que tuvimos que soportar cómo el ministro de Exteriores marroquí arremetía contra la prensa española, se quejaba de sus excesos y de confundir deseos con realidad. Eran sus explicaciones a la prohibición de las autoridades de Rabat a que los periodistas españoles pudieran acceder al campamento de protesta saharaui. Insisto en lo de 'tuvimos que soportar' porque hizo estas acusaciones en Madrid, o sea en casa, y en compañía de la ministra de Exteriores Trinidad Jimenez.

Hoy, de las palabras, en Marruecos, han pasado a los hechos, y un grupo de periodistas españoles han sido agredidos mientras cubrían un juicio contra varios activistas saharauis. Entre ellos estaba nuestro compañero, Eduardo Marín, que además ha sido retenido y aislado durante una hora y media. No debería haberse ido de Madrid el ministro de Exteriores marroquí sin que alguien le hubiera contado antes que en este, nuestro país, la prensa es libre e informa incluso de las cosas que al Gobierno es muy posible que no le gusten. Es un concepto muy diferente al que ellos gastan en su país, aunque, insisto, alguien debería haberselo contado, quizás la propia ministra que aguantó en tensión las críticas de su homólogo a la prensa española.

Lo de hoy es un escalon más en esta ofensiva, y no un escalon cualquiera. Hoy, periodistas españoles han sido agredidos mientras ejercían su profesión, informar, y esto no debería ser pasado por alto por el Gobierno español, que, sea del color que sea, navega históricamente sobre las aguas de una relación delicada con los vecinos marroquíes. Y tras el escudo de estas delicadas relaciones, Marruecos provoca, ataca, miente y hoy agrede. En algún momento se debería poner fin a esto.