Milenio 3: Los Escuadrones de la Muerte

Joan Vila, el celador del geriátrico La Caritat de Olot, ha confesado haber ayudado a morir al menos a 11 ancianos alegando que lo hacía para evitar el sufrimiento de estas personas. Además, ha asegurado que en el momento de los asesinatos veía como si alguien saliera de su propio cuerpo y fuese el autor de las muertes.

El asesino de Olot había matado a sus primeras victimas con una mezcla de barbitúricos y medicamentos, pero según iban sucediéndose los crímenes, el ritual iba cambiando, haciéndolo cada vez más doloroso y desagradable para sus victimas.

La que se supone que fue su última victima la habría obligado a beber lejía, un error que le ha salido muy caro, ya que gracias a esto ha sido descubierto. Las heridas presentadas en la boca hicieron encender todas las alarmas. Pero ¿por qué cambió su modus operandi? Ni él mismo lo ha llegado a justificar.

En Milenio 3, hemos contado con la ayuda de Paco Pérez Abellán, Director de Criminología de la Universidad Camilo José Cela y con el también criminólogo Vicente Garrido, quien nos ha aclarado cómo es posible que una persona realice estos crímenes en serie sin ser descubierto en tanto tiempo. Una persona que cree tener la capacidad de poder decidir sobre si alguien debe de permanecer con vida o morir, justificándose en que era una especie de "eutanasia".

Otros Escuadrones de la Muerte

No es el único caso de este tipo. A lo largo de la historia ha habido muchos asesinos que haciendo uso de su posición como médicos, enfermeros o ayudantes se han convertido en criminales en serie. Uno de esos casos es el que ha contado Santiago Camacho ocurrido en el Hospital Lainz de Alemania desde 1983 hasta 1989, y donde cuatro enfermeras acabaron con la vida de 49 ancianos. Las muertes se produjeron por sobredosis de insulina, somníferos o ahogándolas con agua.