Crisis de vocaciones en España

El número de religiosos ha caido más de un 30 por ciento en los últimos quince años en España y la edad media de sus miembros ronda ya los 70 años. La Confederación de Religiosos estudia un plan de apoyo a las congregaciones con más dificultades y no descarta fusiones para optimizar recursos

La vida religiosa envejece y languidece en número en España. Desde mediados de los noventa, la cifra de religiosos ha caido en más de 25.000 personas y las nuevas vocaciones, cada vez más escasas, no garantizan un relevo generacional en la mayoría de las congregaciones. La edad media de los religiosos en España ronda ya los 70 años y eso, unido a la reducción de miembros, ha llevado a la CONFER (Confederación de Religiosos de España) a estudiar un plan de apoyo a las congregaciones con más dificultades que no descarta fusiones puntuales para optimizar recursos y continuar realizando su labor asistencial en colegios, cárceles, comedores sociales, etc.

Y uno de los aspectos que se están analizando es la atención a los religiosos ancianos o dependientes. "Tradicionalmente han sido los propios hermanos y hermanas quienes han cuidado de sus mayores hasta su fallecimiento, fuera cual fuera su grado de dependencia", explica la secretaria general de Confer, Julia García. "Son muy pocos los religiosos que se acogen a la Ley de Dependencia y ahora queremos ver qué posibilidades tenemos de acceder a esas ayudas.

Estamos en un momento en el que es preciso explorar nuevas vías, sobre todo en aquellas comunidades que atraviesan una situación más precaria". "La mayoría de congregaciones tienen sus propias casas para ancianos dependientes y también estamos estudiando la posibilidad de establecer residencias para religiosos de diferentes congregaciones que aseguren una atención que no podrían recibir en sus propias comunidades, es una fórmula que ya se ha puesto en marcha en otros países europeos y que estamos considerando".

Mujer con estudios y en la treintena, perfil de las nuevas novicias

Desde CONFER reconocen el descenso global de las vocaciones religiosas en España pero insisten en que la vida consagrada ha sido y es una opción minoritaria en la que lo importante no es tanto la cantidad sino la calidad. "Es cierto que somos menos que hace unos años pero la falta de vocaciones es sólo uno de los motivos. Hay otros: desde la caída de la natalidad, pasando por los cambios sociales, el secularismo o el mayor abanico de participación en la vida social y en la vida de la Iglesia que tienen sobre todo las mujeres", explica Sofía Contreras, Delegada de Pastoral Juvenil Confesional.

"También ha cambiado el perfil de quienes ahora optan por la vida consagrada en el siglo XXI. Son en su mayoría mujeres de procedencia urbana, con una edad media de 32 años, estudios superiores y muchas de ellas con experiencia previa de trabajo". Un ejemplo de este nuevo perfil es el del sorprendente fenómeno de la comunidad de monjas de clausura con más vocaciones del mundo, ubicado en un monasterio de Lerma, en Burgos. Son más de 130 religiosas, la mayoría jóvenes universitarias, que acaban de recibir la autorización del Vaticano para dejar de ser monjas clarisas y constituir un nuevo Instituto Religioso de Derecho Pontificio.

Religiosos extranjeros

También la globalización está cambiando el perfil de la vida consagrada del siglo XXI. Y eso se nota en el número creciente de religiosos de otros países que vienen a España a completar su formación. "Estamos recibiendo a muchos hermanos asiáticos, de India, Indonesia o China. También africanos y de América Latina". La mayoría retorna a sus países de origen pero está aumendo el número de quienes se quedan. En torno a 2.500 sacerdotes extranjeros están repartidos actualmente por las parroquias españolas, un 13 por ciento del total.

En España hay 49.610 religiosos dedicados a la vida apostólica de los cuales más de un 75 por ciento son mujeres, según los datos de la Confederación de Religiosos (CONFER) que agrupa a 406 congregaciones en toda España. A esta cifra hay que sumar los 880 monasterios de clausura que perviven en nuestro país y de cuyos miembros, dedicados a la vida contemplativa, no hay datos actualizados, según la Conferencia Episcopal.