Rouco evita polemizar con el Gobierno durante el arranque de la JMJ

Decenas de miles de entusiastas jóvenes católicos "tomaron" el centro de Madrid durante el primer acto multitudinario de la Jornada Mundial de la Juventud, marcado por el calor sofocante y algunos problemas de organización en la cobertura informativa de un evento que congrega en Madrid a casi 5000 periodistas de todo el mundo

Protegido por una misericordiosa sombra en un escenario blanco impoluto con forma de ola, desde cuyo techo se lanzaba agua pulverizada para refrescar el ambiente, el cardenal Rouco Varela daba por inaugurada la JMJ, ejerciendo como "telonero" de Benedicto XVI a espera de que el Papa aterrice en Madrid el próximo jueves. Había expectación por comprobar el tono y los mensajes de la jerarquía eclesiástica en un evento en el que la Iglesia española ha echado el resto para intentar mostrar poder de convocatoria y exhibir musculatura de un catolicismo inmerso en sociedades cada vez más secularizadas. Han sido nueve páginas de homilía en las que han estado ausentes los frecuentes asuntos de confrontación con el Gobierno socialista. Ni aborto, ni matrimonio homosexual, ni eutanasia. Rouco evitó referencias explícitas a la situación española salvo para recordar y reivindicar las raíces cristianas de un país cuya historia y cultura no se entiende, dijo, sin la fe católica.

Eso sí, ante decenas de miles de jóvenes, el cardenal de Madrid alertó sobre el "relativismo rampante" que amenaza la fe y debilita las raíces existenciales y animó a los jóvenes a "evangelizar a sus coetáneos". Una evangelización, añadió, que requiere con urgencia sacerdotes y personas consagradas, en referencia a la crisis de vocaciones que preocupa seriamente a la iglesia católica

Lipotimias y acreditaciones desaparecidas

Mensajes escuchados en Cibeles por miles de jóvenes que, dando muestras de un entusiasmo inagotable, soportaron horas y horas en las inmediaciones de la Plaza de Cibeles los implacables 40 grados de temperatura que llegaron a marcar los termómetros en el centro de Madrid. Un calor que convirtió abanicos, viseras y botellas de agua en los objetos más codiciados de una celebración multitudinaria en la que obispos y sacerdotes se intentaron proteger de las lipotimias mediante centenares de sombrillas blancas. Menos suerte tuvieron las casi 150 personas que tuvieron que ser atendidas por golpes de calor en el hospital de campaña montado por los sanitarios del SAMUR.

Fue el ensayo general de una Jornada Mundial de la Juventud que ha arrancado con algunos problemas organizativos en el centro internacional de prensa, ubicado en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la Castellana, con el "extravío" de 1500 acreditaciones. El problema, por el que la organización ha pedido disculpas tras declararse "desbordada", provocaba largas colas y escenas de confusión y desconcierto entre los casi 5000 periodistas desplazados a Madrid para cubrir este evento.

Confirmando el dicho de que "no hay dos sin tres", ya por la tarde otra incidencia dejaba sin señal institucional a las cabinas de radio instaladas en Cibeles para la cobertura de la misa inaugural, obligando a los medios a improvisar soluciones alternativas sobre la marcha.

Muchas quejas ha suscitado también los horarios y restricciones impuestas por motivos de seguridad para el desplazamiento de los medios a los lugares donde se celebran los actos y donde los periodistas sólo pueden acceder "encapsulados" en autobuses fletados por la organización desde el centro de prensa de la Castellana, tras realizar un "tour turístico" por la capital eludiendo los numerosos cortes de tráfico que durante esta semana alteran de forma muy significativa la vida de los madrileños. Y todo ello sin que el Papa haya llegado aún.