Pío García Escudero, un veterano del Senado

Experto parlamentario, fue presidente de los populares de Madrid antes de la llegada de Esperanza Aguirre y en el Senado ha sido "el alter ego" de Mariano Rajoy durante las sesiones de control al gobierno, protagonizando ásperos debates frente al presidente Rodríguez Zapatero.

Lo primero que se destaca en las biografías de Pío García Escudero es su temprana vinculación con José María Aznar: fueron compañeros de curso en el Colegio del Pilar de Madrid. Arquitecto de profesión, especializado en rehabilitaciones, fue director de Patrimonio en la Junta de Castilla y León, y suyos son proyectos en la Plaza Mayor de Salamanca, la catedral de Burgos o la Puerta de Alcalá de Madrid. Ha sido galardonado con dos Premios Europa por la restauración de monumentos.

En 1991 fue elegido diputado en la Asamblea de Madrid, reelegido en 1995 y 1999. La Asamblea de Madrid le designó senador autonómico en julio de 1995, escaño que revalidó en 1996 y en 1999. En 2003 fue segundo de Ruiz-Gallardón en la candidatura del PP al Ayuntamiento de Madrid, y el nuevo alcalde le nombró concejal de Urbanismo. Tras las elecciones de 2004, fue elegido senador por Madrid y ya no ha abandonado la Cámara Alta.

Todas estas actividades discurren paralelas a su presencia en el seno del partido: fue durante cuatro congresos presidente de los populares de Madrid, esto es, antecesor de Esperanza Aguirre. Y dirigió la campaña electoral de Rajoy en 2008, después de profesarle una lealtad a prueba de balas en el famoso Congreso de los cuchillos largos.

Gran conocedor de la maquinaria parlamentaria, ha sido protagonista de numerosos debates con RodrÍguez Zapatero en las nuevas sesiones de control del Senado. La política antiterrorista y la situación económica han copado muchos de estos enfrentamientos, en los cuales llegó a decir "Vayase, señor Zapatero. Pero del todo" emulando a su compañero de cole. Públicamente ha dicho que le haría ilusión ser el presidente del Senado, aunque en su última intervención ante los senadores tuvo que reconocer que no se había logrado reconvertir al Senado en la cámara territorial y que habrá que modificar una de sus sesiones estrella: el debate sobre el estado de las autonomías.