
Portugal, un país "patas arriba"
El presidente del Gobierno iza por error la bandera nacional al revés, creando el símbolo de la situación en la que se encuentra el país desde que fue rescatado
Las conmemoraciones del día de la implantación de la República de Portugal (5 de octubre de 2010) han estado marcadas este viernes por varios incidentes, el más caricaturesco, el momento en que los pocos portugueses que acompañaban frente al ayuntamiento de Lisboa el inicio de la ceremonia se han dado cuenta de que el presidente luso, Aníbal Cavaco Silva, estaba izando la bandera al contrario. Tanto él como las demás autoridades presentes en el balcón principal del ayuntamiento han disimulado, para no dar más importancia al incidente.
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"Estamos todos patas arriba, Dios mío, la bandera y el país", decía una señora, que también se quejaba de que "éste sea el último año que es festivo este día" y de que hayan optado por una ceremonia a puerta cerrada porque "es una clara señal de que no quieren que el pueblo entre para que no pueda protestar".
Mientras las autoridades se trasladaban al Patio da Galé para participar en el acto oficial, en el balcón principal del ayuntamiento se volvía a izar la bandera nacional, esta vez con el escudo hacia arriba, aunque la imagen, símbolo de un país que está "patas arriba" desde la intervención financiera hace un año y medio, ha quedado en la retina de los portugueses, ya que la imagen ha aparecido en todas las televisiones, restando protagonismo a los discursos oficiales.
En su intervención, el conservador Aníbal Cavaco Silva, ha hecho referencia a los sacrificios, señalando que "muchos portugueses se ven en situación de gran dificultad, situación que sus padres nunca conocieron y que ellos propios nunca creyeron que atravesarían".
Minutos después entraba una de esas mujeres portuguesas, completamente desesperada, y gritando a pleno pulmón: "no tengo dinero, solo gano 224 euros". Tiene 57 años, es jubilada y se quejaba de que con su pensión no le da ni para medicinas. "Si no fuera por mi hijo viviría en la miseria". Pero a pesar de su insistencia, no ha podido llegar hasta el presidente, impedida por varios miembros de seguridad que la agarraban con fuerza, mientras ella se quejaba de que le estaban haciendo daño en los brazos.
En las paredes del Patio da Galé retumbaban aún las palabras de Cavaco Silva, que había insistido en que "los sacrificios tienen que tener un propósito porque poco adelantan si no se sabe lo que se quiere para mañana". "No atravesamos dificultades únicamente para corregir los errores del pasado, sino para encontrar un rumbo para el futuro".
Del futuro también ha hablado el acalde de Lisboa, el socialista Antonio Costa, quien más que como alcalde ha intervenido como líder de la oposición. "El futuro no está en el regreso a la economía de bajos sueldos", ha afirmado Costa, añadiendo que "no debemos resignarnos a la idea de que Portugal es un país sin futuro porque siempre hay una alternativa".
La alternativa, este viernes, la ha puesto la cantante lírica portuguesa Ana Maria Pinto, que también consiguió colarse en la ceremonia, protestando a su manera: cantando a capela una canción del músico luso Lopes-Graça titulada "Firmeza". Con su voz terminó el que ha sido el último 5 de octubre que será festivo en el calendario portugués. El año que viene los portugueses tendrán que trabajar, para que la economía lusa gane competitividad, como ha determinado el gobierno de Passos Coelho, que ha eliminado en total cuatro festivos, dos civiles y dos religiosos.
