
Ana Mari y el secreto de sus croquetas
La fama de las croquetas de la 'Pensión Ana Mari' hace que muchos viajeros se acerquen a mediodía a un pequeño pueblo de Cádiz

CORTESÍA DE 'COSADECOMÉ'
Villanueva del Rosario es el pueblo más pequeño de la provincia de Cádiz pero tiene uno de esos pequeños templos gastronómicos que nos devuelven a la infancia.
De la antigua Pensión Ana Mari queda sólo el restaurante pero su dueña no ha querido cambiarle el nombre. Entrar en su establecimiento es volver a la casa de la abuela en el pueblo. Pocas mesas, alacenas con vajillas antiguas, manteles de hule y la tele puesta. El lujo está en sus platos.
Ana Mari aprendió de su madre que con casi 80 años anda por ahí. La fama de sus croquetas hace que muchos viajeros lleguen a este pueblo al mediodía. "Primero hago un puchero y con el caldo, la carne, sus avíos y la harina, lo demás-dice Ana Mari. Aquí todo es casero. No hay secretos".
Los comensales piden medias raciones porque lo quieren probar todo. Las croquetas, claro, pero también el venado, el conejo y las albóndigas en salsa, el revuelto de papas con chorizo, los huevos fritos, los garbanzos con verdura...
El comedor huele a puchero, Ana Mari se acerca: "¿Cómo va la cosa?". Eso sí, el secreto de sus croquetas, no lo cuenta. Son muy finas, como canutillos y muy crujientes. Explota el sabor a carne en la boca.
El comensal, feliz como cuando era pequeño en casa de su madre, dice:
- ¿Y de postre, Ana Mari?
- Hoy, arroz con leche.
- Sea.
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