
"Señor Ban Ki-moon: haga que nos devuelvan nuestro balón"
Un grupo de niños palestinos piden al secretario general de las Naciones Unidas que medie para que les sea devuelto un balón que lanzaron mientras jugaban al otro lado del muro
Un balón de fútbol acaba de poner de manifiesto, de nuevo, la desquiciante realidad que se vive en Cisjordania, rodeada de más de 700 kilómetros de un muro declarado ilegal en 2004 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Un grupo de niños palestinos de la aldea de Kfar Sur, cercana a Tulkarem (nororeste del territorio), han mandado a través de las redes sociales una carta al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en la que le piden que medie para que les sea devuelto un balón que lanzaron mientras jugaban al otro lado de la valla.
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Uno de los chavales, Amir, le pegó un puntapié tan fuerte que sacó la bola del terraplén donde estaban hasta la zona vigilada por el Ejército de Israel, acotada porque ha sido confiscada a varios propietarios privados palestinos para continuar levantando el muro de hormigón alrededor del pueblo. Aquí el problema es mucho mayor que decidir a quién le toca ir a por el balón. Imposible cruzar la alambrada de espino y llegar al campo, antes abierto, hoy delimitado y vigilado.
Por eso, los amigos han decido pedir la mediación de la ONU para que les devuelvan su juguete, un intento audaz al que Ki-moon todavía no ha respondido y que tampoco ha cosechado respuesta alguna aún por parte de las autoridades de Israel. De paso, en la misiva, la pandilla denuncia que los niños palestinos tienen derecho a jugar en sus propias tierras sin ninguna restricción y que la ocupación viola derechos esenciales como el del juego, explica Imad Zibda, portavoz del municipio de Kfar Sur, a la agencia Ma?an, que ha difundido esta curiosa historia.
El muro comenzó a levantarse en 2002, con Ariel Sharon como primer ministro, y es defendido por las autoridades israelíes porque sostienen que evita que entren en su territorio miembros de milicias, armas y explosivos procedentes de Cisjordania. El 85% de su trazado pasa por territorios palestinos ocupados tras la guerra de 1967 por el Ejército israelí, aislando con sus revueltas a familias y pueblos enteros, mientras resguarda a una cincuentena de colonias.
