Los rectores se quejan de que Educación no les consultó los cambios en las Erasmus

El presidente de la Comisión de Internacionalización de la Conferencia de Rectores considera que los nuevos requisitos para optar a las becas ERASMUS pueden perjudicar a los alumnos con pocos recursos que no han podido mejorar su nivel de idiomas pagando cursos privados o estancias en el extranjero. Juan Casares advierte de las prisas para poner en marcha un sistema complejo y asegura que "esto no se hace de la noche a la mañana, se puede hacer, pero no para que salga bien".

Los cambios en las becas ERASMUS van camino de suscitar el enésimo desencuentro entre el ministerio de Educación y los rectores, tras el recorte de casi la mitad del presupuesto que Educación invertirá el próximo curso en el programa, lo que obligará a reducir el tiempo medio de estancia, pasando de un curso académico completo a un semestre. Los responsables universitarios no han ocultado hoy su disgusto por haberse enterado por la prensa de las novedades que ayer anunció como hechos consumados la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, para la gestión de las 10.000 becas ERASMUS que sufragará el ministerio el próximo curso.

El nuevo sistema obligará a una doble gestión en el acceso a las becas: las 30.000 que se pagarán con cargo a fondos europeos, dotadas con una media de 250 euros mensuales y unos requisitos que no varían con respecto a convocatorias anteriores, y las 10.000 que abonará el ministerio de Educación tras recortar a la mitad el presupuesto del año pasado. Y es en estas últimas en las que el departamento de José Ignacio Wert ha endurecido los requisitos, al primar el rendimiento académico, exigir un mínimo de 60 créditos aprobados y un B2 de nivel de idiomas, cuando a los alumnos extranjeros que vienen a universidades españolas no se les pide un nivel superior al B1.

"Lo haremos porque hay que hacerlo pero, de verdad, qué caramba!, hay que contar con nosotros más. Uno se disgusta proque no cuesta trabajo, estamos siempre abieros a la colaboración. Ahora tendremos que estudiar esas medidas porque los criterios que establece el ministerio son unos criterios difíciles a los que habrá que poner indicadores claros. Esto no se hace de la noche a la mañana, se puede hacer, pero no para que salga bien", señala a la Cadena SER, el rector de la Universidad de Santiago de Compostela y presidente de la Comisión de Internacionalización y Cooperación de la Conferencia de Rectores, Juan Casares.

Los rectores han pedido ya una reunión con el ministerio para conocer los detalles de un sistema que entrará en vigor el próximo curso y que aún no saben cómo van a gestionar, teniendo en cuenta que los primeros contactos informales entre alumno y universidad para gestionar una estancia ERASMUS se suelen registrar ya desde Navidades. "Es una gestión compleja, porque implica contactos con la universidad de destino y vicecersa, así como un estudio detallado de las asignaturas que se pueden convalidar con los planes de estudio, etc, etc". Las Universidades quieren saber cómo se baremará a los alumnos, qué medios tendrán para ello, cómo se registrarán las solicitudes de los dos tipos de becas y en qué orden".

A las universidades les surgen muchas dudas sobre el nuevo sistema. Por un lado no saben cómo se van a definir los criterios de rendimiento académico. "No es lo mismo un alumno con una media de 9 en una carrera donde la media académica es de 6, que en otra donde la puntuación media es de 9", explica Casares. Tampoco convence la fórmula que garantiza un reparto del 20% del cupo de becados para cada una de las cinco ramas de conocimiento: Ciencias, Ciencias de la Salud, Ingenierías, Humanidades y Ciencias Sociales, teniendo en cuenta que la distribución porcentual del conjunto de los universitarios españoles es muy dispar: casi la mitad se concentra en Ciencias Sociales cuando en Ciencias, por ejemplo, el porcentaje de alumnos sólo ronda el 6% del total.

Dudas que se amplían a los nuevos requisitos académicos, en particular la exigencia de un nivel B2 de idiomas. "Nuestra obligación es garantizar siempre la igualdad de oportunidades que es una de las señas de identidad del programa ERASMUS. Y nos tememos que de este modo se beneficiará a los alumnos que al contar con recursos económicos hayan podido costearse cursos privados o estancias en el extranjero durante su vida escolar, perjudicando en consecuencia a quienes no hayan podido disfrutar de estas posibilidades por motivos económicos", explica Casares.