Ocio y cultura

Angkor, las ruinas que se dejaron abrazar por la selva

Raíces gigantescas atrapan entre sus tentáculos templos enteros. Piedras bruñidas por el tiempo emergen entre los misterios de la selva. Es Angkor, la antigua capital real de Camboya. Ocho siglos de historia de Indochina tallados en columnas, estupas, frisos y relieves. Unas de las ruinas arqueológicas más impresionantes del planeta.

Angkor es una de las maravillas de la Antigüedad, comparable con las pirámides de Egipto o las grandes ciudades pétreas de Perú y México. Este conjunto de templos perdidos en la selva norte de Camboya, en las cercanías del lago Tonle Sap y a unos 130 kilómetros de la frontera con Tailandia, describen la evolución del imperio Jemér entre el año 800, del que datan las primeras construcciones, hasta su misteriosa desaparición en el siglo XV. La grandeza de una civilización muy desconocida para Occidente que desplegó cultura, arte y civilización por gran parte del sudeste asiático.

Templo de Angkor

35 grandes templos

La ciudad de Angkor ocupaba alrededor de 410 kilómetros cuadrados y aún alberga restos de más de 35 grandes templos, entre ellos los celebérrimos Angkor Wat, Bayon y Ta Prohm. En todos ellos se percibe la evolución desde el hinduismo, la religión primitiva de los jemeres, hasta el budismo. Por eso los templos de Angkor, pese a ser budistas, muestran aún inscripciones de dioses hindúes y celebran ritos según esta tradición. Solo los templos, levantados en piedra tallada, sobrevivieron. El resto de edificios y palacios de la ciudad, hechos de madera,  desparecieron con el tiempo.

Angkor Wat

Angkor-Wat

El más grande y espectacular de todos es Angkor Wat, que se despliega por una superficie de casi un kilómetro cuadrado. Ha estado en uso ininterrumpido durante los últimos 800 años. Un modelo de simetría y precisión técnica en el que los arquitectos jemeres reprodujeron en materiales terrenales toda la cosmogonía del universo filosófico hindú.

Angkor Wat parece una montaña de piedra esculpida. Está rodeado por un foso artificial de 190 metros de ancho y se accede a él por una calzada monumental de 475 metros de largo, escoltada por dos balaustradas en forma de nagas, serpientes mitológicas que simbolizan protección.

El espectáculo de sus torres recortadas sobre el rojo amanecer, como gigantesca mazorcas de piedra labrada es una de esa visiones que justifican solas cualquier viaje.

Bayón

Bayon

Conocido también como el templo de las caras, es otro de los más espectaculares. Todo en él es simbolismo, empezando porque se encuentra en el centro geométrico exacto de la antigua ciudad. Visto desde fuera parece una masa amorfa de piedra. Desde dentro, se convierte una de las maravillas estéticas de la Antigüedad.

Fue construido hacia 1300 con la forma característica de templo-montaña, en honor al monte Meru. Bayón representa la más alta manifestación de los conocimientos arquitectónicos y espirituales del imperio jemer.

Ta Prohm

Ta Prohm

El “templo de las raíces” simboliza mejor que ningún otro la interacción entre la selva y la obra del hombre.  Construido en época de Jayavarman VII y ubicado en la esquina suroeste del Baray Oriental, Ta Prohm está colonizado por las enormes raíces de los spung (Tetrameles nudiflora), conocidos como las higueras de las ruinas, unos árboles de gran porte cuya semilla necesita de lugares ricos en humedad para crecer. Como en el techo de los templos se acumula agua en épocas de lluvias, la semilla que cae aquí germina y termina convirtiéndose en un rascacielos vegetal que absorbe las ruinas que tiene debajo como un pulpo atraparía a su presa. Las higueras que crecen sobre Ta Prohm eran tan enormes que resultaba imposible quitarlas sin destruir el edificio. Y así se quedaron.

Siem Reap

Siem Riep

Las ruinas de Angkor quedan a unos seis kilómetros de la moderna ciudad de Siem Reap, base obligada para toda visita turística al conjunto arqueológico. Comparado con el resto de Camboya, uno de los países con menor renta del mundo, Siem Reap es una burbuja de prosperidad (y de irrealidad) con hoteles de lujo, restaurantes, cibercafés y hasta un aeropuerto internacional que recibe a los turistas procedentes de países vecinos. La mayoría de ellos visita Angkor y se va. El resto del país no existe para ellos. El dinero que generan estos templos, declarados Patrimonio de la Humanidad, es casi la única fuente de divisas para la nación.

DATOS PRÁCTICOS

La visita a Angkor es agotadora, tanto por la extensión a visitar como por el calor húmedo que la envuelve. Conviene tomarla con calma, planificar bien la ruta y tomarse su tiempo. Se necesitan por lo menos tres jornadas para disfrutar de las maravillas de Angkor en plenitud. Dos días dan para ver solo los templos principales. Dada la cercanía de la ciudad y de sus hoteles no es mala idea volver a mediodía a la habitación, descansar un poco y por la tarde dirigirse a alguno de los templos menos masificados para dejar que nos sorprenda allí el frescor del crepúsculo.

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No hay una puerta de entrada a las ruinas, ya que la ciudad se extiende por una superficie enorme. Tienes que comprar el ticket de entrada a las afueras de Siam Reap, en una oficina junto a la carretera, y luego un controlador se encarga de picar el boleto en los principales templos.

Aprovecha tus próximas vacaciones y organiza tu viaje a Asia. Vive una aventura increíble y déjate llevar por una cultura asombrosa, unos monumentos impresionantes.

 

 
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