
Alcachofas con salsita de tomate, cilantro y aceitunas

Las alcachofas son mi antojo estrella en este periodo pre-primaveral. Aunque no tengáis a mano las de Benicarló, os invito a que experimentéis con esta verdura porque da muchísimo juego a la hora de preparar todo tipo de platos: fríos (en ensalada o confitadas), calientes (acompañando todo tipo de carnes y pescados), entrantes (fritas y con salsa Romesco están que te mueres), platos principales (con taquitos de jamón por no complicarse)... y porque no me lo he propuesto pero seguro que salen hasta postres. ¡Todo es ponerse!
Elaboración
- Ponemos a calentar una olla con agua, sal y el zumo de medio limón. Mientras, pelamos las alcachofas hasta quedarnos solo con los corazones y las hojas que los rodean (se reconocen fácilmente porque son más blancas y más finas).
- Pelamos un poco el tallo y cortamos la punta de las hojas (si vemos que están negras).
- Las metemos en el agua caliente y las tapamos con un plato para que no floten y no estén en contacto con el aire.
- Las dejamos unos 20 minutos desde que empieza a hervir y vamos pinchándolas con un cuchillo hasta que comprobemos que están cocidas (podemos ahorrarnos este paso comprando corazones de alcachofa de bote que nos facilitarán bastante la vida… pero, claro, el sabor no tiene nada que ver).
- Mientras se cuecen las alcachofas, pelamos y rallamos los tomates. En una cazuela a fuego medio mezclamos el tomate rallado con un buen chorro de aceite de oliva, el comino, el pimentón, el ajo y el ramo de cilantro tal cual. Salpimentamos.
- Cuando estén listas las alcachofas, les cortamos el tallo y las metemos en la cazuela con el resto de los ingredientes.
- Tapamos y dejamos cocer hasta que espese la salsa.
- Antes de servir, sacamos el ramo de cilantro y añadimos las aceitunas.
