El negocio de la canonización

En cada esquina del Estado Pontificio y de Roma por extensión se venden recuerdos fabricados en el lejano oriente y de una elaboración sencilla. Basta colocar las palabras "santo", "canonizacion" o la fecha "27 de abril", para actualizar cualquier souvenir mil veces vendido y... ¡funciona!

En la mismísima Plaza de San Pedro, Luciano Orsi, regenta una de las tiendas de libros y souvenirs papales más grandes de Roma. Rosarios, estampitas, llaveros, cuadros; aunque también verán a sus santidades en platos, bolsos, estatuas a tamaño real, medallas o monedas. Papas que miran desde cada centímetro cuadrado con su precio escrito en euros. Un mercado bajo los hilos del Estado Pontificio "Sí, el Vaticano controla los objetos. Hay que pedir permiso para utilizar las imágenes y por ello se paga. Por ejemplo, 500 euros por una única imagen que sí puede ir en varios productos", reconoce Orsi.

A poco que los millones de creyentes y turistas que se preven pasen por Roma estos días se lleven sólo una foto, un rosario o un pin de los nuevos santos, estamos hablando de un negocio de tamaño incalculable, sobre todo, porque tiene su cara oculta. Más allá de la Vía de la Conciliazione, -y "más allá" abarca el mundo entero-, el control del Vaticano sobre millones de souvenir que se venden a curiosos y creyentes es casi nulo. "Los productos de China son muchísimos y no siempre son más baratos porque los vendedores cambian el precio en función de la persona que tienen delante: si son de América Latina piden 2, si son de EEUU o Rusia piden 10. Los precios los hacen asi - insiste Luciano Orsi-, al momento"

Al instante y en cada esquina se ofrecen souvenirs. Cuentan los vendedores callejeros con mucha experiencia, que la mejor estrategia de marketing era tener la imagen de varios papas juntos en el mismo objeto; de manera que el recuerdo, con tanto peso eclesiástico, se hacía irresistible. Así que, esta doble canonización les ha caído del cielo.

No hay predicciones sobre lo que se puede vender estos días; pero al margen de las estampas a 1 euro o los posters a 10; para que se hagan una idea, la moneda oficial conmemorativa en plata con el perfil de los dos nuevos santos cuesta más de 100 euros. El precio de cualquier artículo, -el que sea-, aumenta si está bendecido sea semejante extra verdadero o falso. "El Vaticano cobra por las bendiciones papales pero no es un producto caro. A lo mejor estás pagando entre 15 y 20 euros tú ya a la tienda, es decir, al cliente final". Raúl López habla desde Roma, trabaja para TurItalia, una de las muchas agencias que estos días ofrece santos paquetes turísticos, y una de las pocas que incluyen entre noches de hotel y visitas panorámicas, el recuerdo de una bendición firmada por el Papa; una firma automática pero que, al menos, sale de El Vaticano.

Los comerciantes que venden souvenirs oficiales entienden el pago de tasas y los controles. Es lo que les distingue del resto, aunque el resto, tengan su puesto frente al Castillo de Sant`Angelo, en Polonia o en una calle de Buenos Aires.

Raúl López insiste: "Está claro que hay un mercado b, un mercado negro que es el que hace copias de cualquier foto. Se trata de un producto ilegal que es el que está buscado por la policía". Pero la policía no da a basto; incluso se teme, que como en otras ocasiones, alguien haga negocio por Internet vendiendo entradas para acceder a la Plaza de San Pedro el día de la canonización, cuando el acceso es libre. Sortear la norma es sencillo: Basta coger una imagen de los santos saludando, rezando, pletóricos de salud o con los síntomas de la despedida para siempre, y colocarla en una gorra, una camiseta, un abanico, un plato o un mantel. Puede ser la misma imagen que hemos visto mil veces: Con poner "27 de abril" o "canonización" el souvenir queda automáticamente actualizado y listo para el mercado. Hasta el punto de que entre las paredes de las mismísima Iglesia, ése es el método que se conoce y el que se aplica cada vez que se monta un evento o una peregrinación. Inmaculada pertenece a las juventudes de la Conferencia Episcopal Española "siempre llamamos a alguno de los jóvenes, que son más creativos para que haga un diseño. Se trata de poner cara, de personalizar el objeto en cuestión"

Nadie se atreve a aventurar los millones que puede mover este negocio; ni siquiera las tiendas oficiales aportan una cifra aproximada. Saben que el exceso de gente y las calles cortadas jugará en su contra; pero antes, durante y después, ya habrán hecho otro de los grandes negocios de este adolescente siglo XXI.