Brasil, el gigante latinoamericano, vota
La campaña electoral brasileña ha tenido en la economía a una de sus protagonistas principales
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La candidata presidencial Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño, acude a votar.Reuters
Brasil ostenta el título de celebrar la mayor elección informatizada del mundo, en un país donde el voto es obligatorio si tienes entre los 18 y los 70 años. Están llamados a las urnas casi 143 millones de brasileños, de los cuales más de 20 millones votaran identificándose por la huella dactilar.
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He aquí algunas claves de la importancia de estos comicios del gigante latinoamericano que representa una de las mayores economías emergentes del mundo. La permanencia de Dilma Rousseff está clara en las encuestas de intención de voto. Lo que no está claro es que consiga el 50 más uno por ciento de los votos en la primera vuelta, y tampoco está claro quién será su adversario en una segunda, porque el socialdemócrata Aécio Neves supera en los últimos sondeos a la candidata ecologista Marina Silva.
No hay mucho ánimo entre los brasileños por estas elecciones que además aglutina a parlamentarios, senadores, gobernadores y presidencia de la nación.
Rousseff está en el cargo desde el 2010, y los jóvenes pueden decidir estas elecciones, ya que el 35% de los electores brasileños tienen entre 16 y 34 años. Ellos fueron los que lideraron las manifestaciones de junio del pasado año durante el mundial de futbol, como rechazo a la política, la corrupción y los propios partidos.
Complicado el proceso de votación
Aunque se usan urnas electrónicas, la multitud de candidatos y la dificultad de ubicarlos en los distintos foros ha hecho que se extremen las campañas informativos. Además del presidente que les gobernará hasta el 2019, los brasileños eligen a 27 gobernadores estatales. Un total de 513 diputados de la Cámara baja y a 27 de los 81 Senadores que hay en el país, un tercio del total. Además, serán elegidos 1059 legisladores para los estados autonómicos.
Complicado panorama económico
El PIB paralizado con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, para la que esta considerada como mayor economía emergente, no son datos muy buenos. Una inflación galopante en los últimos doce meses. El real, la moneda nacional depreciado frente al dólar, y la movilidad social con mas de 40 millones de brasileños que han abandonado la pobreza y entran en la clase media.
<a name="despiece1"></a><b>El avión que no despega</b>
Brasil acabó la pasada década como una de las principales economías emergentes del mundo. Desde entonces, convertido en un reclamo para la inversión y los grandes eventos deportivos, su economía no ha mantenido esa estela de crecimiento y han aumentado las desigualdades sociales.La campaña electoral brasileña ha tenido en la economía a una de sus protagonistas principales. El principal motor de Latinoamérica es vigilado por países y mercados que han invertido con fuerza en Brasil en los últimos años. La bolsa brasileña ha ido respondiendo a cada subida en las encuestas de Rousseff con una bajada. Y es que los mercados no digieren con demasiada alegría el intervencionismo económico que ha sustentado las políticas del gobierno de Rousseff.La actual dirigente se ha esforzado en intentar explicar en campaña la necesidad de reformar el sistema político brasileño, frenar la corrupción y construir una nueva arquitectura financiera. Y es que Brasil no es el todoterreno económico que apuntaba hace algunos años. Es cierto que la tasa de paro no es muy alta (bascula alrededor del 5%), que las reformas han creado en el país una clase media y que la renta mensual ha ido creciendo paulatinamente. Pero también que uno de cada cuatro brasileños vive en la pobreza, que la industria se está estancando y que la inflación no deja de subir. El crecimiento económico del país está protagonizando un aterrizaje progresivo después de la expansión que alcanzó su tope en 2010. Entonces, el Producto Interior Bruto brasileño aumentó un 7,5%. La previsión para este año apenas es del 0,7%.
<a name="despiece1"></a><b>Economía y desigualdad social</b>
Gobernar Brasil por tanto conllevará el esfuerzo de intentar arrancar un motor robusto que amenaza con calarse. Las protestas sociales por el despilfarro en la organización del Mundial de fútbol fueron un indicador de las desigualdades sociales que vive también el país. El litoral, plagado de ciudades donde crece el sector de los servicios, contrasta con un enorme territorio rural con menos riqueza. De hecho, mientras Brasil se mantiene en el grupo de cabeza de las economías mundiales, su Índice de Desarrollo Humano se encuentra por debajo de países como Jordania, Cuba o Sri Lanka. El panorama es parecido en cuanto a la libertad de prensa. Según datos de Reporteros Sin Fronteras, Brasil ocupa el puesto 111 en una lista de 180 países.¿Y España qué se juega en estas elecciones? Hay empresas españolas en todo el sector energético brasileño, aunque la relevancia de las relaciones económicas bilaterales va más allá de un único sector. Fue el principal destino de la inversión española en 2013 y este año es el segundo país latinoamericano en cuanto a exportaciones e importaciones relacionadas con España, sólo por detrás de México.
