Política
Soraya Sáenz de Santamaría

Más vicepresidenta, menos portavoz

Sáenz de Santamaría se mantiene como única vicepresidenta del gobierno, pierde la portavocía, pero gana la competencia de Administraciones Públicas con la misión de intentar encauzar la deriva nacionalista de Cataluña

Soraya Saénz de Santamaría, durante una rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa tras la reunión del Consejo de Ministros. / Fernando Alvarado EFE

Madrid

Soraya Sáenz de Santamaría sigue siendo la número dos más poderosa que ha habido en un gobierno. Se mantiene como única vicepresidenta, gana las competencias de Administraciones Públicas -ahora Territoriales- conserva la cartera de Presidencia y continúa siendo la responsable del  Centro Nacional de Inteligencia que, antes de su llegada a la Moncloa en 2011, era competencia del Ministerio de Defensa.

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Lo que pierde Sáenz de Santamaría es la Portavocía del Gobierno, que pasa a estar a cargo del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo. En los últimos cinco años ella ha cumplido con éxito lo que los presidentes suelen buscar cuando nombran a alguien para ese puesto. Ha comunicado con eficacia lo que el Ejecutivo ha querido hacer público y con la misma eficacia ha eludido responder sobre los asuntos más incómodos. 

Ahora no tendrá ese foco de atención de los viernes, pero Mariano Rajoy le encarga una de las misiones más delicadas, la de tratar de encauzar el cada vez más grave desafío independentista de Cataluña.

Abogada del Estado que llegó a la Moncloa sin perfil político, ha logrado ir tejiendo una extensa red de influencia formada por personas de su máxima confianza situadas tanto en segundos niveles del gobierno como al frente de los ministerios. Ahora uno de los conocidos como Sorayos, Álvaro Nadal asciende desde la Oficina Económica hasta el ministerio de Energía Turismo y Agenda Digital. Continúan sentados en el Consejo de Ministros Cristóbal Montoro y Fátima Báñez, muy cercanos también a la vicepresidenta.

Los que salen

Del gobierno salen los últimos miembros del conocido como G-8 José Manuel García Margallo y Jorge Fernández Díaz, con lo que queda disuelto ese grupo que mantenía una pugna indisimulada con Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta será jefa de María Dolores de Cospedal, que logra colocar en el Gobierno a una de sus personas de confianza, el nuevo ministro del Interior Juan Ignacio Zoido. En esa larga pugna entre las dos mujeres a las que Rajoy ha dado más poder la balanza se inclina hacia el lado de la vicepresidenta.

En diferentes momentos se ha situado a Sáenz de Santamaría en la carrera para suceder a Mariano Rajoy, algo que el entorno de la vicepresidenta niega tajantemente.

 
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