El hotel que emplea refugiados en Austria

Viena

Es un hotel situado al lado del planetario de Viena, y con unas vistas a uno de los parques más transitados por los deportistas de la capital austriaca. A la entrada, cuatro bicicletas pintadas de azul, sirven de "patas" para la mesa de acceso en el hall de entrada. Otras 10 bicicletas recicladas están en la zona del maletero convirtiéndolo en una especie de jaula en la que se puede entrar, pero difícilmente salir. Antes de ser un hotel, este establecimiento era una residencia de ancianos, pero ahora ha saltado a la atención pública, porque gestionado por Cáritas da trabajo a refugiados que han llegado a Austria. Sirios, eritreos, iraquíes y algún sudanés que para la gestora del establecimiento, Andrea Amann, es todo un experimento exportable a otras ciudades, no sólo de Austria. "Han estado preparándose durante semanas, por ejemplo, para el puesto de recepcionista requerimos además de la experiencia que aprenden durante el entrenamiento, un nivel alto de alemán".

Esta enviada especial ha estado en el hotel durante más de hora y media, y me ha atendido Sulfán, un refugiado sudanés que atiende el bar del hotel. Impecablemente servido el té con limón, y con un inglés más que aceptable, además del alemán. En las paredes del establecimiento cuelgan imágenes de los propios refugiados en su ruta hacia Europa. Son fotos impactantes, llenas de luces y sombras.

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¿Qué podíamos hacer para derribar las barreras en la mente de las personas sobre el impacto de la llegada de los refugiados en nuestra economía? Se pregunta la representante de CÁritas en este local, y la respuesta viene de la mano de la necesidad de personal cualificado para el creciente sector turístico de Austria.

Sherahmad Razi tiene 32 años y es un refugiado afgano que trabaja en el hotel, y estuvo más de un año desempleado antes de ser contratado aquí. Hay un instructor por cada cinco refugiados, un porcentaje que cambiará en breve a un instructor por cada tres, porque es necesario especializar más la preparación y porque cada vez hay más demanda y aquí es donde los preparan.

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Comenzó con 20 refugiados y 10 empleados profesionales de turismo. Los refugiados son de 16 nacionalidades distintas y hablan más de 20 idiomas diferentes pero que no ha sido óbice para que este establecimiento reciba una de las máximas puntuaciones de los clientes en los portales de turismo. De hecho, es una de las características que más destacan los huéspedes, el buen trato, la diversidad y el proyecto en sí de este lugar.