El Atlético deja vivo al Leicester

El Atlético de Madrid dio el primer paso hacia las semifinales de la Champions tras vencer al Leicester en el partido de ida de cuartos disputado en el Vicente Calderón. Griezmann, autor del único tanto, fue el mejor de un partido en el que los rojiblancos merecieron más.

Con el cuchillo entre los dientes. Como el que tiene todo apostado a una una sola carta. Así salió el Atlético de Madrid ante un equipo inglés que desde el principio no pudo hacer mucho más que achicar balones.

Lo demostró Koke a los cuatro minutos enviando un misil que repelió el palo ante la estirada estéril de Kasper Schmeichel. Era el primer aviso de la que se le venía encima a los de Craig Shakespeare. Salvo una primera aproximáción de Vardy, el Leicester no salió de su campo durante la primera media hora. Lo que tardó el martillo de Simeone en golpear de verdad.

En el 27', Griezmann se marcaba un galopada con más fe que nadie y era derribado por Albrighton en la línea. Acción muy dudosa que el árbitro vio dentro y pitó penalti. El francés no perdonó y engañó con la elegancia de los grandes a Schmeichel.

El Atlético, que perdió algo de intensidad hasta el descanso, siguió buscándola y Koke estuvo cerca de hacer el segundo, pero su disparo salió ligeramente desviado. El Leicester, muy rácano y con el balón largo como único recurso, apenas inquietó a la zaga rojiblanca en el primer acto.

A la vuelta de vestuarios, al conjunto madrileño le costó entrar en el partido y Mahrez dio el primer aviso con un disparo desde el borde del área que se fue arriba. El argelino volvió a dar el susto a la hinchada local con una internada en la que acabó pidiendo penalti, pero el árbitro no picó. Se tiró contra el defensor atlético.

En el 60', fue Torres el que lo hizo todo para marcar, pero con todo a favor y en carrera, un inoportuno resbalón le impidió golpear la pelota. Era el inicio del enésimo arreón del Atético, que de nuevo metía en su campo a los ingleses.

El Leicester parecía dar por buena una derrota por la mínima y Simeone quería más. Correa, que lo que estuvo en el Bernabéu el sábado pasado lo hizo todo fantástico, sustituía a Carrasco en busca de una imaginación que no tardó en llegar. El argentino estuvo muy cerca de conectar con el balón en su primera intervención, pero la pelota se paseó por el área sin que llegase a empujarla.

De ahí hasta el final, más acoso rojiblanco. Juanfran y Griezmann estuvieron a punto de lograrlo a falta de siete minutos, pero de nuevo el último pase era abortado in extremis por un defensor inglés. Cada rincón y cada palmo de césped eran de Correa, que cambió la velocidad del equipo, pero seguía faltando el remate. No tuvo tiempo para más. Resultado corto para lo visto en el campo, pero bueno para afrontar la vuelta con garantías.