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Lealtad, rendición y revancha: el PSOE después de la batalla

Los socialistas gestionan la derrota y la victoria tras las primarias: Susana Díaz proclama el fin del susanismo mientras Pedro Sánchez promete dos tazas de sanchismo a quienes no lo querían: va a desmontar con su relato la ponencia marco del PSOE y tendrá manos libres para hacer su Ejecutiva

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. / Jose Manuel Vidal. EFE

Madrid

El PSOE ha comenzado esta semana la dura tarea de gestionar las derrotas y la victoria. Quienes perdieron, la mayoría del PSOE que gobierna, ha corrido a ponerse detrás del secretario general prometiendo "lealtad": ya no hay unidad de acción de los barones ni susanismo, según ha proclamado la propia Susana Díaz. "No le queda otra que rendirse", sostiene un colaborador de Pedro Sánchez. El nuevo líder, que ha medido sus pasos y sus llamadas esta semana, ha buscado la integración en las listas de los delegados al 39 Congreso Federal, pero también se ha afanado en imponer su relato vía enmiendas. "Buscan la revancha", replica un seguidor de Susana Díaz a cuenta de los movimientos del sanchismo, que ha tomado posiciones para controlar el partido tras el veredicto de las urnas.

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La gestión de las derrotas ha pasado, primero, por desandar en las declaraciones públicas el camino recorrido en las semanas anteriores. Se había llegado muy lejos, así que ahora las heridas se las lamen en privado. "Ha ganado y ojalá vaya bien; pero ha roto emocionalmente con muchos dirigentes y muchos socialistas que no nos reconocemos en eso que él dice", asegura uno de los que combatieron a Sánchez sin éxito en las primarias.

'Sálvese quien pueda'

Entre los derrotados están seis presidentes autonómicos que se han replegado a sus territorios. Ya no hay una estrategia conjunta en el àmbito nacional, al menos por ahora, y cada uno de ellos pelea por recomponerse tras la derrota en casa. "Si Susana ha perdido aquí ha sido a pesar del presidente, no por el presidente", replica un socialista del entorno de un secretario general que, como otras de la candidatura perdedora, ahora depositan en Díaz toda la responsabilidad del fracaso. El manejo de los tiempos o la "inexistente" campaña es el argumento más repetido, siempre en privado, por distintos dirigentes consultados en esta semana en la que, en plena digestión de los resultados, muchos han pasado a la fase de sálvese quien pueda.

En el caso de la candidata, Susana Díaz tiene claro que su recuperación pasa por quedarse en Andalucía, hacerse fuerte en su feudo, y dejar que Sánchez haga lo que quiera. Al menos eso es lo ha dado a entender en estos días tras regresar el lunes a Sevilla con la mochila del varapalo que le dieron los suyos en las urnas del PSOE. Convencida de que este secretario general es más fuerte que el ella aupó hace tres años, la presidenta andaluza se queda en San Telmo, como le recomendó para su indignación Pedro Sánchez en un mitin en 2015. Por aquel entonces, ya había muchos en el PSOE que le pedían que diera el paso para desalojar a Sánchez y que fuera ella la candidata a la Moncloa. Un año antes le habían pedido que se presentase a las primarias para liderar el partido y tampoco lo hizo. Dio su apoyo, y propició que otros hicieran lo mismo, a Pedro Sánchez. "Lo que vivimos el domingo fue una réplica del terremoto de 2014. Ella creó un monstruo que nos ha devorado", sostiene un diputado que coincide con otros muchos en que a este Sánchez "no hay quien le tosa".

Acuerdo in extremis en Sevilla

Y es que, desde el mismo domingo, todos saben que no hay batalla que dar: por mucho que la Ejecutiva federal salga del Congreso con pocos votos, el secretario general siempre tendrá el 50,26% de la militancia. "Inapelable", repiten en el equipo de Sánchez que ha sido el resultado. "Quien no quería a Pedro, se tomará dos tazas", ilustra un dirigente afín.

Hay conciencia de ello en todas las federaciones que han negociado con consignas por arriba listas de integración para elegir a los delegados del 39 Congreso, también en Andalucía, a pesar de que allí se resistieron a ordenar que configurasen listas con un porcentaje de delegados calcado al de las primarias. Díaz dice haber tirado la toalla, pero las escaramuzas en el PSOE de Sevilla, al que pertenece la presidenta, se han mantenido hasta el final en la elección de los compromisarios. El acuerdo de la lista de integración en la que están ella y el sanchista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis ha llegado in extremis en la madrugada del sábado. En el resto de provincias andaluzas habrá integración, salvo en Córdoba y Huelva, donde no ha habido acuerdo.

Del clima de tensión en el que sigue instalado el PSOE da buena cuenta el mensaje que envió el equipo de Sánchez a las plataformas de militantes para organizar las votaciones para elegir a los delegados: "Si el aparato no acepta la lista única, se presentará lista alternativa, aunque no haya posibilidad de obtener representación, para hacerse visibles en la asamblea. Se instará a que la votación sea secreta", recomendaba ese mensaje, que ordenaba, más adelante, cómo hay que votar la gestión de los órganos del partido. "Para el debate de la gestión de los órganos generales, si es de la Comisión Ejecutiva disuelta, se pedirá la retirada; pero, si es la de la Gestora, se votará en contra por la abstención en la investidura de Rajoy y todas las trampas puestas a las Plataformas y a la candidatura de Pedro Sánchez. La gestión del Comité Federal se votará en contra, por las actuaciones desde el 1 de octubre y la dilación generada para resolver la crisis del partido".

Sin integrar los relatos

Y es que, por ahora, Sánchez no ha hecho nada por integrar los relatos de los dos PSOE que se enfrentaron a cara de perro en las primarias. En la gestión de su victoria, por ahora, ha dado muestras de querer imponer con manos libres su discurso y su modelo de PSOE.

En el PSOE muchos le recuerdan que, aunque él tiene el apoyo de la militancia, los presidentes autonómicos cuentan con la legitimidad de los votos ciudadanos. Debilitarlos, advierten, sería un error histórico tras haber recuperado poder en las Comunidades Autónomas.

Sánchez promete no liderar una operación contra los barones pero tampoco les garantiza que no vayan a encontrarse con listas alternativas en sus congresos regionales. Siempre añade a su explicación que "la militancia decide". Deja abierta esa puerta que es casi una advertencia que muchos leen como sigue: "Si le dejan hacer un buen congreso federal, no tendrán problemas".

Un buen congreso federal para el equipo de Pedro Sánchez pasa por no encontrar obstáculos en la implantación de su modelo. "Eso votaron los militantes y eso tiene que asumir el partido", explica un miembro del equipo del líder que insiste en que la palabra dada en la campaña ha de mantenerse, por mucho que la mitad del partido no comparte determinados postulados que se incorporarán a la ponencia del congreso y, por tanto, a sus documentos. Serán ley en el partido.

Más allá de las diferencias en el posicionamiento ideológico o en los matices en el modelo territorial, hay aspectos que simplemente incorporan una lectura de los acontecimientos idéntica la que hacía Sánchez en sus mítines. El caso más llamativo es el análisis de sus resultados electorales: destaca que evitó el sorpasso, no que fue derrotado dos veces con los peores resultados como planteaba la ponencia marco impulsada por la gestora y aprobada por el comité federal el 1 de abril. Sobre la abstención, reabre el caso: quiere que el partido vote una enmienda que sostenga que fue un "fracaso" dejar gobernar a Mariano Rajoy.

"Esto no es integrar es la revancha", argumenta una parlamentaria que se niega a la "humillación". "Me abstuve por responsabilidad, no por gusto, basta ya de enfrentar", explica molesta.

Sin injerencias

Ese 39 Congreso federal de los días 16, 17 y 18 de junio también elegirá a la Ejecutiva federal del segundo mandato de Pedro Sánchez en la que, tras la experiencia anterior, no incorpora a dirigentes territoriales. No quiere injerencias, aunque el miércoles ya empezó a hablar con algunos presidentes autonómicos. "Poco a poco se irá destensando todo", explican los suyos. Con Antonio Hernando, su ex portavoz que se fue a la abstención, se reconcilió el jueves. Con Patxi López, en cambio, todavía no ha mantenido ningún contacto el secretario general que, el miércoles, se hizo la primera foto del nuevo PSOE: su llegada a Ferraz flanqueado por José Luis Abalos y Adriana Lastra. Al primero lo colocan como futuro secretario de Organización (es portavoz provisional) y a ella como futura portavoz. Lo dicen fuentes cercanas a Sánchez pero otras advierten: "Hasta el rabo todo es toro y esto es un congreso". La última palabra la tiene el nuevo secretario general.

 
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