Trump y Putin tuvieron un segundo encuentro del que no informó la Casa Blanca

Washington

Donald Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, mantuvieron una segunda conversación privada durante el G20 de la que no se había hablado hasta ahora. El 7 de julio lo mandatarios se reunieron, junto a sus ministros de exteriores y respectivos intérpretes, durante dos horas y cuarto en el marco de la cumbre en Hamburgo. El segundo encuentro fue durante la cena de los líderes del G20 y sus parejas que organizó la canciller, Angela Merkel. En un momento de esa cena, Trump se levantó de su silla y se sentó al lado de la de Putin. Hablaron, a solas, durante una hora, solo ante la presencia de un intérprete del Kremlin.

La Casa Blanca confirmó este martes que se trató de un “encuentro breve” y dice en un comunicado que cualquier insinuación de que han querido ocultarlo es “absurdo, malicioso y falso”.

Para Donald Trump es cosa de las “fake news”. Dice en Twitter que “la noticia falsa de su cena secreta con Putin es de enfermos”.

En la primera reunión entre ambos mandatarios, Trump le preguntó a Putin sobre la presunta interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses. El ruso la negó. Acordaron una tregua en una zona de Siria y hablaron sobre cómo enfrentar la crisis con Corea del Norte. No se sabe nada de lo que hablaron en el segundo encuentro. Nadie en la Casa Blanca tiene registros de él porque no acudió ningún oficial, asesor, ni traductor estadounidense. Solo Trump, Putin y el traductor ruso.

"Una conversación durante el postre no se considera una reunión"

Este encuentro se ha conocido porque el presidente de la consultora política Eurasia Group, Ian Bremmer, ha hablado sobre él, citando a varios líderes mundiales que estaban presentes. Según cuenta Bremmer, la conversación parecía “amistosa y extremadamente animada, con muchas gesticulaciones”, ante la estupefacción del resto de mandatarios. Trump estaba mucho más cómodo y cercano a Putin que a sus aliados tradicionales.

Algunos expertos en Inteligencia aseguran que una conversación de estas características, únicamente con un intérprete del Kremlin y sin ningún otro funcionario estadounidense presente puede suponer un riesgo para la seguridad nacional. Sin embargo, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Anton, dice que “una conversación durante el postre no se considera una reunión”.

En cualquier caso la sospecha de que la Casa Blanca intentó ocultar este encuentro embarra, todavía más, la relación que existe entre los dos mandatarios. Una relación que está siendo investigada por el fiscal especial, Robert Mueller, en el marco de la trama rusa, por el intento de Moscú de interferir en las elecciones estadounidenses y la supuesta colusión con el equipo de Trump.