Ocio y cultura

Dadaísmo y Surrealismo, rompiendo moldes

El Palacio de Gaviria de Madrid abre al público la exposición "Duchamp, Magritte, Dalí. Revolucionarios del siglo XX"

"Observatory Time-The Lovers" de Man Ray

Madrid

Desde este martes y hasta el 15 de julio el Palacio de Gaviria acoge la exposición "Duchamp, Magritte, Dalí. Revolucionarios del siglo XX". 180 obras maestras, procedentes del museo de Israel, que incluyen objetos, pinturas, fotografías e instalaciones interactivas que recorren el espacio laberíntico del palacio en un homenaje a dos movimientos que fueron espejo de una realidad vibrante. Como explica Ido Bruno, director de la pinacoteca con sede en Jerusalén, el Dadaísmo y el Surrealismo "reflejaron, como nunca antes, nuestros sueños, nuestras pesadillas, nuestras fantasías".

La exposición incluye más artistas como Man Ray, Arp y Miró que junto a Duchamp, Magritte y Dalí representan los principales exponentes de estos dos movimientos pero también otras figuras menos conocidas aunque igualmente imaginativas, como asegura la comisaria de la muestra Adina Kamien-Kazhdan. Sobre el origen del movimiento Dadá explica que, un siglo después de que surgiera, "nos sigue sacudiendo y provocando". Se trata de una corriente artística antibélica, que "nació en el Zurich neutral de la época y que se convirtió en refugio para los que escapaban de las atrocidades de la Primera Guerra Mundial" y que con los años evolucionó al Surrealismo.

"The Castle of the Pyrenees" de René Magritte

No hay cronología ni división por autores. La muestra evoca ideas como el deseo, los sueños y el inconsciente, la inspiración en fenómenos naturales, ambiguos y orgánicos, la ilusión, lo onírico, donde lo que importa no es el trabajo manual ni los materiales sino el proceso conceptual. El diseño espacial lo firma el arquitecto Óscar Tusquets. En un lugar como el Palacio de Gaviria se trabaja con dificultad, explica Tusquets, aunque "para una exposición de este tipo no ha ido tan mal, una habitación tan diferente de la otra y todo tan laberíntico. A Salvador Dalí le encantaría. De hecho su museo de Figueras es muy parecido".

Cada espacio expositivo está asociado a un color estableciendo cierto simbolismo, "cuando se habla de la naturaleza hemos utilizado un verde suave y cuando se habla del deseo y el sexo la estancia está pintada de un color rosado. Aunque lo importante es que sirven para diferenciar un capítulo de otro y saber que se nos están explicando otras cosas". Además, Tusquets ha reproducido la instalación de "1.200 sacos de carbón", creada por Duchamp para la Exposición Internacional de Surrealismo en 1938, y la famosísima "Sala Mae West" del Teatro-Museo Dalí. El Dadaísmo y el Surrealismo nos dejan, explica Tusquets, una actitud "20, 30 años de absoluta excitación no se pueden prolongar, esto pasa cada cuatro siglos. El deseo de sorprender cuando se prolonga en el tiempo se vuelve repetitivo e insoportable. Una visita anual a Arco demuestra que esto no puede ir por este camino".

 
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