La fiscala Dolores Delgado, nueva ministra de Justicia: una voluntad progresista y firme

Madrid

La fiscala especializada en terrorismo yihadista Dolores Delgado será la nueva ministra de Justicia del Gobierno de Pedro Sánchez. La nueva responsable de Justicia es miembro del Consejo Fiscal.

Dolores Delgado (Madrid, 1962) es fiscal coordinadora contra el yihadismo en la Audiencia Nacional, aunque en los últimos 25 años también ha centrado su actividad en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo etarra.

En el último consejo Fiscal, Dolores fue elegida como nuevo miembro del órgano asesor del FGE como una de las vocales de la asociación Unión progresista de Fiscales (UPF), a la que ha pertenecido desde su creación. Entonces comento: "Creo firmemente en nuestra Carrera y en el esfuerzo realizado cada día en la defensa del interés general. Precisamente por ello, necesitamos dignificar nuestro trabajo sea cual fuere el destino ocupado".

Lola, como la conocen sus amigos y prácticamente todo el mundo en la judicatura, es firme defensora de la transparencia, y ha defendido siempre tesis totalmente opuestas a las que mantenía el departamento de Justicia con los Gobiernos del PP, sobre política criminal, nombramientos de altos cargos de la magistratura o la forma de legislar en caliente por la alarma social que provocan algunos casos. Dolores Delgado respondía hace unas semanas en la Cadena SER a esta cuestión y aseguraba que "legislar con las tripas o para las tripas es un error”.

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Rápida, entusiasta, apasionada y muy consciente de la importancia y trascendencia de las investigaciones que ha desarrollado, Delgado ha abogado por "el necesario equilibrio entre libertad y seguridad", ha destacado la importancia de la colaboración de los grandes operadores de redes sociales en la lucha antiterrorista que necesita más recursos para la justicia y el Ministerio Fiscal”.

Entre sus amigos más cercanos se cuenta el exjuez Baltasar Garzón con el que compartió guardias, declaraciones, operaciones contra el terrorismo etarra y los derroteros de la expulsión del magistrado de la carrera judicial como consecuencia de sus investigaciones en la Gürtel. Otro éxito reconocido mundialmente fue la condena del torturador argentino, Adolfo Scinlingo.

Su capacidad de trabajo es “inabarcable” dicen algunos de sus colaboradores quienes destacan, sobre todo, el empeño que pone en cualquier tarea, muchas veces a golpes de voluntarismo.