Tribunales
CAPÍTULO 2 | LA VIDA DENTRO DE ETA

La vida dentro de la banda terrorista: "ETA me ordenó matar"

Por primera vez, un civil que logró infiltrarse en la banda terrorista cuenta su historia en la Cadena SER

Un infiltrado en ETA (II) | La vida dentro de la banda terrorista: "Me ordenaron matar"

Un infiltrado en ETA (II) | La vida dentro de la banda terrorista: "Me ordenaron matar" / VÍDEO: BEA POLO

Madrid

Una de los asuntos más interesantes que puede aportar un infiltrado en ETA es el funcionamiento de una organización terrorista. Cuáles son sus normas, qué hábitos tienen, cómo se relacionan entre ellos, cómo saltas de una estructura a otra, si lo hacen todos, si discuten las directrices de la cúpula o si los comandos pueden tener acceso a los de “arriba”.

El verdadero nombre de M. aparece en todos los medios de comunicación como uno de los miembros de un comando asesino de ETA que logró escapar. M. tenía mucho miedo a ese salto a lo desconocido. Estaba dentro de ETA, huido y camino de Francia. La pregunta es obligada: ¿Cómo se cruza a Francia? ¿Cómo se pone en contacto ETA con un huido? “Yo me libré de la caída de un comando y lo que tenía que hacer era ponerme en contacto con la organización. Esperaba a que me diesen una cita para que alguien me recogiese en el otro lado. Tuve que hacer un informe explicando el motivo de la caída y por qué me había librado. Tenía terror en pasar a Francia. Pensaba que podrían saber quién era yo y tenía miedo a que me metiesen tres tiros. Yo no tenía ninguna preparación y no sabía lo que me iba a encontrar en el otro lado. Si tuviese que describir la sensación que tenía antes de cruzar a Francia sería terror".

Informe a ETA

En los años ochenta por cada detenido de ETA en España había otros tres miembros de la banda terrorista que estaban huidos y escondidos en Francia, según las Fuerzas de Seguridad del Estado. La banda terrorista tenía allí suficiente infraestructura para adiestrar a sus terroristas y planificar atentados. Las armas y el dinero estaban en Francia; los principales jefes militares de la organización también residían allí.

El equipo de acogida de ETA sigue un protocolo de máxima seguridad para evitar que alguien les siga. A M. le llevaron hasta un piso franco donde la banda terrorista decidía qué hace con los nuevos en función de lo que supieran.

Vivió con cinco personas. Allí el responsable de la casa impone las medidas de seguridad y todos cumplen. Nadie puede salir de casa, nadie sabe quién es el otro ante una posible detención, no pueden usar la cisterna, no pueden encender la luz, no pueden subir las persianas.

Miedo a soñar despierto

La misión de un infiltrado comienza por desobedecer todas las órdenes de ETA e intentar recopilar toda la información posible para trasladarla a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Hay que memorizar y conseguir que nunca te “pillen” ni siquiera soñando. M. tenía miedo a soñar despierto. Su testimonio impresiona: “A mí me daba miedo soñar en alto. ¿Quién no te dice a ti que no vas a hablar dormido? Tenía que ver y memorizar, era mi objetivo. Memorizaba todas las noches los datos. Me daba miedo escribirlo y por eso todas las noches memorizaba todos los datos que había obtenido junto con el teléfono de mi contacto”.

¿Y qué siente uno de los 'buenos' conviviendo con el enemigo? M. dice que sentía asco porque convives con gente que solo quiere matar. “Solo quieren asesinar a gente que tiene diferentes ideas a las tuyas”. Tuvo que convivir con ellos las 24 horas del día. Se trataba de ver, oir y callar y opinar como ellos.

Destino: el aparato militar

Tras varios años de vida clandestina en Francia, a M. le anuncian su destino definitivo: el aparato militar de ETA. Le hacen fotos y le facilitan documentación falsa: dos DNI y una placa de guardia civil. Este es su relato: “De noche nos llevaron a otra casa. Y después a otra. Después de varios días llegó a ese inmueble un responsable de la organización que sabía mucho de explosivos y nos enseñó a fabricarlos con un reloj, con temporizadores. Nos enseñó el mal: a matar. Tras semanas de adiestramiento nos marcaron una cita para recoger explosivos. Después me encargaron buscar objetivos. Teníamos que localizar a militares, a políticos y a guardias civiles. ETA me ordenó matar”.

M. llegó a un punto en el que decidió parar. Nunca se imaginó que iba a llegar tan lejos. En el momento en que siguieras hacia adelante no podías echarte atrás. Contactó con sus compañeros en un piso de Francia y les dijo que no podía más. El fin de su carrera dentro de ETA estaba próximo. Había dos opciones: decir la verdad y huir a otro país con otra identidad y con otro aspecto físico o ir a la cárcel. El optó por esta segunda vía.

M. sintió alivio cuando le detuvo la policía francesa porque por fin se sentía cerca de los suyos, de su familia. Huía de los terroristas, de ese mundo de ETA con el que convivió durante años y se refugió en los suyos, a pesar de que solo los podía ver desde el otro infierno, el de la soledad de la cárcel en la que tuvo que estar más tiempo del que se había pactado.

La historia de 'm'

M. es un ciudadano vasco que se infiltró en ETA. Nunca ha sido miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pero fue durante la década de los noventa uno de los mejores instrumentos del Estado para luchar contra el terrorismo. Su información ha salvado la vida a muchas personas. Huyó a Francia en dos ocasiones perseguido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y fue condenado por la Audiencia Nacional a penas de cárcel. A su salida el Ministerio del Interior le recompensó con fondos reservados. Sigue llevando una doble vida: para la mayoría es un terrorista. Muy pocos saben que es un héroe anónimo. M. vivió en el entorno de la banda terrorista durante más de diez años y sacrificó su vida para luchar contra el terrorismo. Quería ayudar, no tenía ningún otro motivo personal y conocía el mundo de la izquierda abertzale con la que había frecuentado muchos momentos en su juventud. Por primera vez en la historia, un civil cuenta a un medio de comunicación como se infiltró en el grupo terrorista que ha mantenido en jaque a este país durante cuarenta años. Ascendió hasta lo más alto y ETA le ordenó matar. Gracias a su información se desarticularon comandos, se incautaron explosivos y, lo más importante, se evitaron muchas muertes. A día de hoy ETA ignora su identidad y lo que hizo este infiltrado durante el tiempo que permaneció en la organización terrorista. Según fuentes policiales, los civiles que han logrado infiltrarse en la banda terrorista se cuentan con los dedos de una mano. Nunca han hablado y gran parte de la sociedad ni siquiera saben que existen. Por cuestiones de seguridad no vamos a revelar su identidad ni tampoco los nombres de los miembros de ETA con los que compartió pisos y diseño atentados dentro del aparato militar al que logró incorporarse. Lo que sí puede acreditar la Cadena SER es que hemos verificado su identidad y su historia con el cuerpo policial que le infiltró. Nos confirman que su historia es verdadera y que efectivamente se evitaron muchos asesinatos gracias a su trabajo; al arrojo de un ciudadano que un día llamó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y dijo: quiero ayudar en la lucha contra ETA.

El héroe anónimo que se infiltró en ETA

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Ana Terradillos

Ana Terradillos

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (1991-1996) y en Ciencias Políticas por la UNED...

 
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