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Francia

Macron baja al terreno para desactivar las protestas de los chalecos amarillos

Mas de 600 alcaldes rurales discuten con el Presidente en la primera jornada del macrodebate nacional

Macron baja al terreno para desactivar las protestas de los chalecos amarillos. / PHILIPPE WOJAZER Reuters

París

Bajo enormes medidas de seguridad y control de los 'chalecos amarillos', Emmanuel Macron se ha reunido con 600 alcaldes en un pueblito de Normandía. Es el pistoletazo de salida del 'Gran Debate Nacional' con el que el presidente trata de desactivar las protestas que han minado las instituciones del Estado desde noviembre.

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El presidente que ha recibido el apodo de rey Sol porque él mismo se sentía como Júpiter no le ha quedado más remedio que bajar al terreno. Exactamente al campo, a de Bourgtheroulde, una localidad de unos 3.000 habitantes donde ha discutido durante horas con más de 600 alcaldes y concejales de municipios rurales de Normandía.

"Hace diez años teníamos una oficina de correos y una de hacienda, ahora nos piden que hagamos nuestras declaraciones fiscales por internet, pero la mayoría de los habitantes, mayores y agricultores, nunca ha visto un ordenador", cuenta un alcalde de un municipio de 700 habitantes. "Nuestras mujeres tienen que recorrer más de treinta kilómetros para dar a luz, ello aumenta el riesgo del parto para los bebés y sus madres y fragiliza nuestra localidad, las parejas jóvenes no quieren vivir aquí por la falta de servicios", se lamenta otro alcalde que propone que los médicos sean obligados a acudir tres anoas al zonas rurales tras su formacion .

Varios ediles claman por que el DNI y el pasaporte se pueda hacer en las oficinas de los ayuntamientos en lugar de tener que recorrer kilómetros para acceder a localidades grandes. Las cuestiones podrían haber sido formuladas por los regidores españoles en miles de municipios despoblados en toda España. En Francia, un país muy centralizado, se tiende a creer que con más poderes locales se podría poner remedio a muchas deficiencias.

El presidente Macron declaró en esta primera jornada que no hay preguntas prohibidas ni temas tabúes de discusión y, como algunos sociólogos, se muestra esperanzado en que las cóleras manifestadas por los chalecos se conviertan en "una oportunidad para que se pueda reaccionar más fuerte y más profundamente" desde los poderes públicos.

Durante dos meses el presidente recorrerá muchas zonas de Francia discutiendo como este martes con los alcaldes. Porque son los municipios los que han recogido las quejas de los ciudadanos airados que protestan por casi todo y han puesto contra las cuerdas a las instituciones del Estado.

De las decenas de miles de testimonios recogidos por los alcaldes desde el 8 de diciembre, se desprende que la justicia social en primer término, la fiscal, y la organización política y territorial en segundo y tercer orden, son las mayores preocupaciones de los franceses airados.

Como dicen las rotondas donde se concentran, el coste de la vida es el mayor problema para ellos que quieren vivir del trabajo "y no de las subvenciones". Se quejan también contra París y su clase política, sus privilegios.

La inmigración no aparece más que en octava posición. Una buena parte de los que la evocan es para denunciar que absorben muchos medios, creen. Pero algunos piden acoger y respetar los derechos de los migrantes.

En su carta a los franceses Macron invita a los ciudadanos a que haya "la mayor participación posible" en este macro debate nacional de dos meses que , previene, "no será ni una elección ni un referéndum".

En torno al 40% de los franceses desea participar en él, según las encuestas. Todo el mundo puede, en principio, enviar por correo, internet o incluso verbalmente, sus quejas a los ediles e incluso discutir en las miles de asambleas que se van a celebrar.

 
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