Dinero en efectivo y favores sexuales a cambio de recetas de opiáceos en EEUU

Washington

El Departamento de Justicia lleva dos años investigando las prescripciones sospechosas de opiáceos en el marco de una epidemia que ha matado por sobredosis a cerca de 48.000 personas en 2017 en Estados Unidos.

En la última operación, que empezó en enero de este año, 14 fiscales han acusado a 60 médicos, farmacéuticos, enfermeras y dentistas por avalar ilegalmente más de 350.000 recetas de opiáceos, para hombres, mujeres, incluso niños, de los Estados de Ohio, Kentucky, Tennessee, Alabama y Virginia Occidental. Estos acusados se suman a los 76 que el Departamento de Justicia acusó el año pasado por la misma razón.

Los investigadores han destapado casos en los que los pacientes viajaban cientos de kilómetros para conseguir recetas de oxicodona a cambio de pagos en efectivo, incluso de favores sexuales. Hay un caso de un médico que ha llegado a firmar más de 100 recetas al día o de un dentista que hacía extracciones innecesarias para justificar los analgésicos, según Brian Benczkowski, el asistente del fiscal general.

Las autoridades acusan al menos a una persona de la muerte de uno de sus pacientes. Al resto, de distribución ilegal de sustancias y fraude de atención médica. Cada uno de esos cargos tiene una pena máxima de 20 años de cárcel.

La investigación federal se enmarca dentro de la epidemia de opiáceos que sólo en 2017 mató a 48.000 personas. Según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, 130 estadounidenses mueren cada día por sobredosis.

Las pesquisas van a continuar, se están llevando a cabo en paralelo a las denuncias de más de 1.500 ciudades de todo el país contra las empresas farmacéuticas, en uno de los litigios civiles más complicados de la historia de Estados Unidos.