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Portugal

Los gatos de Portugal: siete vidas, cuatro patas y un chip

Un nuevo decreto-ley obliga la implantación de microchips identificativos en todos los felinos lusos

Un gato en el barrio lisboeta de Graça / A. HERNÁNDEZ

Lisboa

El Gobierno de Portugal ha decretado que todos los gatos del país vecino pasen a llevar microchips, las pequeñas cápsulas electrónicas que permiten la identificación de los animales.

Los dueños de gatos que ya cuenten con vida tienen hasta 2021 para identificarles de esta manera, pero quien posee un felino que nazca a partir de este lunes tendrá un plazo de apenas tres meses desde la fecha de nacimiento de la criatura para llevarle al veterinario e implantarle un pequeño objeto electrónico. Del tamaño de un grano de arroz, los microchips son implantados entre los omoplatos de los felinos y contienen un código de 15 dígitos que permite reunir a los gatos con sus dueños en caso de pérdida o abandono.

La iniciativa lusa surgió por iniciativa del Ministerio de Agricultura y viene reforzada con serias multas para los dueños de los animales, quienes se enfrentan a sanciones de entre 50 y 3.740 euros si no le implantan el microchip a su mascota. El Estado también podrá tomar posesión de los gatos con dueños que incumplan el decreto-ley, y éstos podrían verse vetados de las ferias de animales por periodos de tiempo extensivos si se demuestra que violan esta normativa.

Las sanciones intentan subrayar la seriedad del elevado número de animales domésticos abandonados en tierras lusas. Según la Dirección General de Alimentación y Veterinaria, más de 40.000 perros y gatos abandonados fueron recogidos por los servicios municipales de Portugal en 2017, el año más reciente del que existen datos oficiales. El problema podría verse agravado en los próximos años debido una problemática ley de 2018 que prohíbe el sacrificio de animales en las perreras municipales del país vecino; al quedar prohibido el sacrificio de las criaturas, las infraestructuras existentes ya no tienen espacio libre para acoger a los animales abandonados en las calles de Portugal.

Con el nuevo decreto-ley, se pretende crear un mecanismo para contabilizar a los gatos lusos, reuniendo a los que se han perdido con sus dueños, y debidamente castigando a aquellos que han sido abandonados de manera consciente.

El decreto-ley luso aplica la misma fuerza de ley a la protección de los gatos que existe hace más de una década para los perros portugueses, que tienen que tener el microchip implantado desde 2008. Al tener legislación nacional al respecto, Portugal va más lejos que España, donde hasta ahora el bienestar de los animales ha dependido de cada Comunidad Autónoma. Si bien la mayoría obliga la identificación de los perros, no es así para los gatos: mientras que Andalucía, Cantabria, Cataluña, Galicia y Madrid lo requieren, en sitios como País Vasco no existe legislación que lo exija (aunque sí esté contemplado en la normativa de municipios como San Sebastián).

 
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