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la Investidura de Sánchez

El rey recibe a Pedro Sánchez con Navarra como pieza clave para la investidura

La abstención de los diputados de UPN es la única baza en este momento para evitar un bloqueo en el primer intento en julio. Sería a costa de que los socialistas permitan que Suma Navarra gobierne en la comunidad foral, una decisión que tienen que tomar los militantes socialistas

Pedro Sánchez, con el rey Felipe VI en una reunión anterior a la de este jueves. / EFE

Madrid

Pedro Sánchez cierra este jueves la ronda de audiencias que el rey ha celebrado en la Zarzuela durante dos días. Salvo sorpresa mayúscula en las citas que Felipe VI tiene hoy también con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado, el bloqueo de la investidura de Pedro Sánchez en un primer intento en julio solo lo impediría la clave Navarra: la abstención de los dos diputados de UPN que ha ofrecido Javier Esparza a cambio de que el PSOE deje gobernar en la Comunidad Foral a la coalición que tiene con PP y Ciudadanos. La portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, salió de la Zarzuela aferrada al no mientras Podemos forme parte de la ecuación de la gobernabilidad en las Cortes.

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La pieza del puzle está en Navarra

Así que, a día de hoy, la pieza que puede hacer encajar el puzle está en Navarra. Por lo pronto, la dirección del PP ha dado vía libre a sus socios de UPN. Sí que les han puesto más pegas desde Ciudadanos, pero son solo gesticulaciones: los documentos en los que se sustentan los acuerdos para configurar Suma Navarra no impiden que UPN se abstenga para que Pedro Sánchez y solo limitan el "apoyo" a otro partido. Es más complicada la situación en el PSOE.

Desde que Sánchez ganó las primarias a lomos del "no es no" a Mariano Rajoy, los socialistas incluyeron la consulta a los militantes como herramienta para decidir sobre los pactos de gobierno en todos los territorios y también sobre el voto en las sesiones de investidura que puedan dar la mayoría a otro partido. Es una previsión ad hoc que nace de la herida socialista por la abstención para que gobernara Rajoy pero que ahora complica la operación a Sánchez: para ser investido presidente, tendría que hacer renunciar a María Chivite a su "no es no" a la derecha navarra y celebrar una consulta "obligatoria y vinculante" a la militancia de esa comunidad. Los precedentes no juegan a favor: las bases socialistas vieron en 2007 y 2014 cómo Ferraz frustró sus acuerdos con los nacionalistas para gobernar. Este sería el tercer no al partido en Navarra, en este caso con el agravante de la reiteración y de la propia naturaleza de esta dirección federal: Chivite es absolutamente afín y en Ferraz está Santos Cerdán, uno de los hombres fuertes de Sánchez, que es factótum de los socialistas navarros.

El puzle es complejo. Allanar el camino "a la derecha" en Navarra para convertir dos noes en abstenciones puede "encarecer" los seis votos del PNV en el Congreso. Eso creen los socialistas, que no cuentan con una posición cerrada de los nacionalistas vascos por mucho que no les guste el roce con UPN. De hecho, la ejecutiva del PNV depositó en el PSOE todas sus expectativas de poder en Euskadi tras las elecciones del 26 de mayo.

Son muchas las piezas, pero si encaja la delicada operación en Navarra, Pedro Sánchez puede ser investidido en segunda votación por mayoría simple con 173 síes frente a 171 noes, contando con la ausencia de los cuatro diputados presos, pero sin ningún apoyo independentista. La diferencia puede ser todavía más estrecha si Oriol Junqueras (ERC) logra tomar posesión del acta de eurodiputado. Dejaría el escaño en el Congreso y sería un voto más contrario a Sánchez. 172 noes frente a los 173 apoyos que sumaría el candidato socialista si finalmente esta es la ecuación que se impone.

 
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