Si la lesión de Kevin Durant pasará a la historia por la relevancia de la lesión, el momento y el jugador que es, la de Klay Thompson no se va a quedar atrás por multiples factores.

El escolta de los Golden State Warriors entró a canasta a poco más de dos minutos para el final del tercer cuarto cuando cayó mal y en seguida notó que algo no iba bien con su rodilla izquierda.

Rápidamente el Oracle Arena enmudeció. Las caras de terror y desesperación aparecían por todos lados de la pista de la bahía. Tras lo de Durant, otra de las estrellas del equipo decía adiós... o eso parecía.

Porque Klay Thompson tenía dos tiros libres por lanzar y si no los lanzaba en ese momento no podría volver a la pista más adelante. Por ello, cuando estaba ya en los vestuarios, el 11 de los Warriors se dio media vuelta y salió de nuevo a pista llevándose una ovación atronadora.

Klay Thompson anotó los dos tiros libres y volvió a marcharse a vestuarios para ser tratado por los servicios médicos de los Warriors. Minutos más tarde se confirmaría que Thompson no volvería y se perdería lo que restaba de partido. Lo que nadie olvidará serán sus 30 puntos y una secuencia que ya forma parte de los momentos más impactantes de la historia de las finales de la NBA.