Internacional

Gay y candidato a presidir Túnez

Mounir Baatour, de ser encarcelado por sodomía a presentarse por el Partido liberal a las presidenciales de noviembre

Perfil en Twitter de Mounir Baatour / Mounir Baatour

Se presenta como candidato a las presidenciales de noviembre por el pequeño Partido Liberal de Tunez. Tiene un programa económico, con reformas sociales, planes para la enseñanza o para facilitar la inversión extranjera, reducir la burocracia… y es gay. Sin tapujos, sin complejos. Pero espera que eso… le de igual a los electores tunecinos. “Yo quiero dar la imagen de un candidato joven, dinámico, que aporta un mensaje positivo y será guardián de las libertades individuales”, dice entrevistado por La SER.

Mounir Baatour (@mounirbaatour), es con 48 años el primer candidato abiertamente gay en un país árabe. Y aunque no centre su campaña en eso, es consciente del peso que tiene ante la opinión pública. “Lo que me impulsa a presentarme es ver cómo, tras años luchando por las libertades individuales, las cosas no progresan”, se queja. Ver cómo el resto de candidaturas ignoran la realidad de personas LGTBI, cuando al menos un grupo de ellas sigue señalada por el código penal tunecino. El artículo 230 castiga con penas de cárcel la sodomía, es decir el intercurso sexual entre dos hombres. Antes de intentarlo en la política, Baatour ha luchado durante años desde el movimiento asociativo.

En 2014 fue uno de los fundadores de Shams (@Shams_Tunisie), la primera asociación por los derechos de personas LGTBI que consiguió ser legal en el Magreb. El caballo de batalla de esta organización es el de la reforma legal, como verdadero desencadenante del cambio social. “Esa es la batalla, no poner a los homosexuales más en la cárcel. Estamos luchando por la abolición de ese escandaloso artículo que envía a los gays a la cárcel hasta tres años” y concluye irónicamente diciendo que, por mucho que alguien pase tres años en la cárcel por ser gay, cuando salga va a seguir siendo gay, pero habrá perdido tres años de su vida entre rejas.

El mismo Baatour sufrió tres meses de encierro en 2013. Es el tipo de artículo utilizado por el poder a conveniencia, para apretar o aflojar al activismo. Pero Shams denuncia la tendencia ‘al alza’. Calculan desde 2017 un incremento del 60%, y sólo en los tres primeros meses de 2019 se encerró a 30 hombres por este motivo.

Baatour no tiene muchas posibilidades de salir elegido, pero habrá conseguido que muchas personas en Túnez vean por primera vez a un personaje público, precedido por su lucha por la libertad, y que no tiene ningún temor a expresar lo que es. Su consejo a las nuevas generaciones es que, fruto de su propia experiencia, “no salgan del armario y no digan que son homosexuales hasta que no sean económicamente independientes”.

En un reciente estudio sociológico elaborado para la BBC, Túnez ofrece una aceptación muy baja de la homosexualidad, apenas el 7% de los encuestados lo ven como algo bueno, mucho menor que el dato para Argelia (26%) o Marruecos (21%), a pesar de la tradicional percepción de sociedad liberal. Baatour atribuye este rechazo al conservadurismo y el machismo imperantes, mucho más que a la religión (“que también juega un papel”), y que explica como un razonamiento en que “homosexualidad equivale a feminidad, un hombre vale más que una mujer, y por lo tanto más que un homosexual en el imaginario popular”.

 
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