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Poesía

'Jardín deshecho': Amor, deseo y sexualidad en Federico García Lorca

El Centro García Lorca de Granada inaugura la primera gran exposición sobre el amor en la vida y la obra del poeta

Federico García Lorca a los veinte años. / Getty Images

Granada

Ilusión y realidad, presencia y ausencia, son las cuatro coordenadas sobre las que se ordena ‘Jardín deshecho: Lorca y el amor’, la primera gran exposición sobre el poeta y el amor, inaugurada este jueves en el Centro Federico García Lorca de Granada.

La muestra, comisariada por el hispanista estadounidense Christopher Maurer, recorre las distintas etapas vitales y creativas del poeta, además de su reflexión sobre el amor, el deseo y su propia sexualidad, desde los sueños del Lorca adolescente hasta el final de su vida. Explica Maurer que “el amor está en el centro del universo lorquiano y alcanza todos los periodos de su vida y todas las regiones de su obra”.

El Centro Federico García Lorca exhibe en esta gran exposición cerca de 170 piezas, entre ellas, cartas, manuscritos, fotografías, pinturas, vestuario teatral, carteles, dibujos o partituras, además de escenas de Viaje a la luna, El público y La destrucción de Sodoma. En la muestra se exponen por primera vez los manuscritos de la serie completa de los Sonetos del amor oscuro, junto con recuerdos e imágenes de la relación de Lorca con Rafael Rodríguez Rapún, además de la última carta conocida del poeta, escrita un mes antes de ser asesinado, dirigida al último amor de su vida, Juan Ramírez de Lucas.

Lorca con un amigo conocido como "Cummings". / Centro Federico García Lorca

Cartas que para la presidenta de la Fundación que lleva el nombre del poeta, Laura García Lorca, “parecen recién escritas, llenas de viveza e inmediatez, su voz está tan presente que se le oye hablar y sentir y ves cómo quería”. La muestra, que se podrá ver hasta el uno de enero de 2020, explora la presencia del amor, el deseo y la sexualidad en la obra y en la vida del poeta, “desde los primeros escritos, más románticos, hasta los más dramáticos de los Sonetos”, explica Laura García Lorca.

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Añade que en todo el universo del poeta está “siempre presente la pérdida, saber que en el amor hay algo que no se puede cumplir, que no se puede conseguir, ese pozo que no tiene salida, esas semillas muertas, esa imposibilidad del amor”.

De izquierda a derecha el escritor uruguayo Enrique Amorim, Federico, Juan José Amorim y el musicólogo Luis Pedro Mondino; en la finca de éste, Salto, Uruguay, enero o febrero de 1934. / Centro Federico García Lorca

Christopher Maurer suscribe también esa idea de la imposibilidad que sobrevuela el universo amoroso del poeta: “Lorca es el poeta de la ausencia, siempre te va a recordar lo que no está, Lorca quiere visitar un jardín donde está todo lo que pudo ser y no ha sido”. El hispanista cree que el autor “pasó por la vida diciendo más o menos lo mismo: lo que quiero es amar y ser amado, tenía esa necesidad, y por eso el amor está en el centro de su obra”. Ya lo decía el personaje de Julieta en El público: “A mí no me importan las discusiones sobre el amor ni el teatro. Yo lo que quiero es amar”.

“El amor, la pasión y el deseo fueron para Lorca fuerzas elementales a las que el poeta siempre prestó su voz, a veces para cantar su plenitud y otras, su tragedia”, señalaba también en la presentación de la muestra el ministro de Cultura en funciones. José Guirao explicaba que “cobra especial significado en su mundo y debe seguir hablándonos a nosotros la presencia de esas trágicas trabas impuestas a la libertad y a la diferencia, por la injusticia, las circunstancias sociales o la falta de respeto a la diversidad”. “Porque esas trabas lo fueron”, añadía Guirao, “y lo son, sobre todo, a la realización del amor. La sexualidad, el género y el sentimiento aparecen ayer y hoy salpicados de barreras impuestas a la libertad”.

Boceto del soneto ""¡Ay voz secreta del amor oscuro!" escrito por Lorca. / Centro Federico García Lorca

Sobre la imagen del jardín que da título a la muestra, su comisario explica que la elección se debe a que “el jardín, para Lorca, es un lugar de encuentros y desencuentros amorosos, pero también es un espacio textual, Lorca escribe en cierta ocasión que cualquier libro es un jardín; además, el jardín es un espacio psicológico porque cuando él piensa en la inspiración poética y en la creación piensa en términos de bosque, de jardín”.

La muestra comienza con Cancioncilla del primer deseo, sala en la que se abordan los años iniciales de la escritura de Lorca, 1916-1920, momento de amores frustrados e imposibles, momento también de su propia búsqueda como poeta. Tras ella, en Amor (con alas y flechas), los años 1920 a 1928, su etapa en la Residencia de Estudiantes y su relación amorosa con Dalí. Una tercera, Amor en las Américas, vincula el viaje a Nueva York y La Habana (1929-30) y su estancia en Buenos Aires (1933-34) con los primeros intentos de abordar directamente en su obra el deseo homosexual. Amor, amor, que estoy herido traslada al visitante a su universo teatral y la última, Jardín deshecho, al deseo y la pasión violenta de Diván del Tamarit , de los Sonetos de amor oscuro y de las historias de dos de los amantes del poeta.

 

 
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