Ocio y cultura

Hola, adultos, somos adolescentes y nos vais a escuchar

La compañía chilena La-Resentida llega al Festival de Otoño con su obra 'Paisajes para no colorear', una creación colectiva con experiencias reales de mujeres adolescentes sobre la violencia que sufren

Imagen de la obra 'Paisajes para no colorear' / Compañía La Re-Sentida

Madrid

Nueve mujeres y ninguna de ellas es “loca, histérica, ni dramática”. Dicen las nueve que sólo tuvieron “la mala suerte de nacer en un país largo en prejuicios y estrecho en libertades”, en Chile. Y afirman, para que no haya malentendidos: “No somos niñas, tampoco somos adultas. Tenemos entre 13 y 17 años”. Son las nueve mujeres adolescentes –“que necesitan urgentemente ser escuchadas”-, que llevan a escena Paisajes para no colorear, el último trabajo de la compañía La Re-Sentida. La obra, que se estrenó en enero de 2018 en Santiago de Chile, se pudo ver en octubre en el Festival de Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz, en el Teatre Lliure de Barcelona y, desde este jueves, en el Teatro de La Abadía de Madrid, dentro del Festival de Otoño.

"Paisajes para no colorear tiene como detonante los incontables actos atroces de violencia cometidos contra adolescentes de sexo femenino en Chile y en el resto de Latinoamérica", dice la compañía que dirige Marco Layera acerca de su nuevo trabajo, un montaje nacido tras un largo proceso de investigación en el que entrevistaron a más de un centenar de mujeres adolescentes. El director explica que querían que las protagonistas de la obra fueran menores de edad porque “tenemos feeling con ese espíritu de rebeldía, y yo siempre he creído que los adolescentes son la vanguardia cultural”. Layera recuerda, además, que “los adolescentes fueron los que rompieron el statu quo en Chile en 2006; después, en 2011, reivindicando una educación gratuita y de calidad; y son los mismos, los adolescentes, los que hace meses en Chile llamaron a evadir el metro, que acabó con el estallido social”. “Ellos han sido el motor de las revoluciones sociales”, añade.

Otro factor que tuvo mucho que ver con el nacimiento de Paisajes para no colorear fue el hecho de que, en los años 2015 y 2016, explica Layera, se produjeran multitud de asesinatos contra mujeres menores de edad a manos de adultos: “Nos cuestionamos esos hechos atroces tan normalizados en Latinoamérica y decidimos preguntar a las adolescentes en qué estaban, cómo se relacionaban con la memoria del país, cómo se articulaban con los géneros o con las instituciones”. La compañía La Re-Sentida organizó entonces encuentros-talleres en distintos lugares de Santiago y, cuenta su director, que les sorprendió que las jóvenes pusieran sobre la mesa asuntos que, curiosamente, estaban en la agenda política del país: “Fue una gran bofetada, eran temas de adultos: el aborto, la reivindicación de derechos sexuales, los derechos del pueblo aborigen, la gratuidad de la educación, temas de la agenda política pública. También nos afectó la violencia sistemática a la que estaban expuestas, de género, familiar, estatal, social y eso nos removió bastante”.

Arwen Vásquez es Frederic, una de las nueve adolescentes que participan en la obra y explica a la SER que “les decimos a los adultos ahora para, ya tuvisteis todos los años que quisisteis, tuvisteis nuestro silencio, los privilegios que nos sacasteis, pero ya no vamos a seguir callando sobre las violencias que hemos sufrido”. La joven detalla el tipo de violencias que sufren: “La violencia sobre el colectivo homosexual, la interfamiliar, el bullying, el suicidio, el acoso callejero, las violaciones, las violencias que nos han afectado a lo largo de nuestras vidas”.

La compañía chilena La-Resentida llega al Festival de Otoño con su obra 'Paisajes para no colorear? / La Re-Sentida

Daniela López, compañera de Frederic en el escenario, confiesa que la obra ha tenido algo de catarsis, de transformación personal: “Nos ha transformado, desde que estoy en el proyecto he entendido las distintas realidades dentro del feminismo porque a veces sentía que era yo sola la que sentía rabia y ahora siento que estamos todas juntas”. Daniela explica que en su casa también han cambiado cosas con Paisajes para no colorear: “Mi mamá es mucho más feminista ahora y eso me pone muy orgullosa y, a la hora de hablar en la mesa, nuestra opinión importa, es un trato más horizontal entre un padre y un hijo, siento que ha abierto la mente de mis padres”.

A Frederic, la obra le permitió salir del armario en directo, con sus padres en el patio de butacas: “Yo hablo en la obra de mi relación con una persona de mi mismo sexo, y ellos sabían que estaba con mi pareja, pero antes de la obra no sabían casi nada y fue una salida de closet gratis en el escenario”.

La obra se estrenó en Santiago, pero no han podido hacer gira por el país, porque no tuvieron financiación ni respaldo institucional. “Estamos en un gobierno de derechas, es complejo”, dice Marco Layera, que sostiene que lo que está sucediendo en Chile es "es de una violencia atroz; una violación constante de los derechos humanos que ha provocado 20 muertos y 220 heridos por 'balines”. El director cree que Paisajes para no colorear “es una obra es fuerte, es brutal, pero también es muy optimista, el optimismo está en ellas, en las nuevas generaciones”.

En un momento de la obra, una de las actrices se dirige al público y dice: “Rechazamos el hecho de que los adultos son el centro de la sociedad, la que está construida en base a sus términos, ideas y prejuicios. Han creado un sistema a partir del cual deciden la religión que debemos profesar, los roles de género que debemos seguir, las aspiraciones sociales que debemos tener y los estilos de vida que debemos alcanzar, subestimando nuestra opinión, nuestros sentimientos y nuestras capacidades.

Queremos decirles: No estamos en vías de convertirnos en personas, ya somos personas hoy. Válidas y respetables”.

 
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