Directo

CONSEJO DE MINISTROS El Gobierno aprueba un plan para indemnizar a las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia cuyos casos estén prescritos

Ciencia y tecnología
Sexualidad

¿Qué hace que nos atraigan sexualmente unas personas y otras no?

No solo de hormonas vive el sexo. Hay factores como las experiencias vividas con otras parejas, rasgos similares a los nuestros o proporciones armoniosas que influyen en el deseo

La atracción sexual depende de múltiples factores.Getty Images

Madrid

Es guapo, pero no me atrae sexualmente. O no es tan lindo, pero tendría sexo con él. La casuística es amplia. ¿Qué hace que unas personas nos atraigan sexualmente y otras no? ¿El aspecto físico? ¿La inteligencia? ¿Resulta variable a lo largo del tiempo?

El sexo no vive solo de hormonas. La atracción se mueve también por otros vericuetos. Hay una especie de aprendizaje sexual de las preferencias estéticas a través de las distintas parejas que hayas tenido. “Parece que el cerebro almacena las experiencias sexuales y las asocia al placer obtenido con el recuerdo de cada pareja. Establece rutas de preferencia de atracción sexual y pautas de belleza que pueden variar a lo largo del ciclo vital”, explica Raúl Espert, doctor en Psicología, experto en Neuropsicología y profesor titular de Psicobiología en la Universitat de València. 

El cerebro conecta la familiaridad con la atracción

Nos suelen gustar las personas que tiene rasgos similares a los propios. En un experimento realizado en la Universidad de St. Andrews (Escocia), a 200 personas les mostraron rostros que habían sido alterados digitalmente, por ejemplo, espaciando más los ojos. Los doctores Lisa DeBruine y Ben Jones encontraron que las personas se sentían atraídas por caras. “El cerebro conecta la familiaridad con la atracción”, según el doctor Anthony Little de la Universidad de Liverpool. 

Hace quince años surgió una disciplina llamada Neuroestética que estudia la actividad cerebral cuando percibimos algo que consideramos hermoso. El neurocientífico Semir Zeki ha estudiado la relación entre el arte visual y el funcionamiento de las áreas cerebrales que procesan la información visual. Sus conclusiones coinciden con una gran cantidad de estudios sobre neuroestética. Todos sugieren que el cerebro humano siente predilección por ciertas características de los rostros que se consideran bellos.

Atracción por la simetría y la sonrisa

Más información

“Casi sin importar de qué cultura provengamos, nos gusta la simetría, los rasgos infantiles y determinadas sonrisas. Los especialistas en Neuroestética encontraron que la región orbitofrontal del cerebro, relacionada con las emociones y el placer, se activa al completar rostros atractivos y sonrientes”, cuenta Raúl Espert que recuerda un experimento sobre cómo influye el sexo en la atracción.

Los varones tienen dificultad en responder problemas cognitivos complejos como tareas de atención, memoria o aritméticas cuando han visto el rostro de una persona que les ha parecido atractiva. Cuando este mismo experimento se realizó con mujeres no menguó su rendimiento intelectual. “La ciencia indica que los varones entramos en una especie de obnubilación transitoria que desactiva temporalmente nuestra corteza prefontal dorsolateral, la que nos permite solucionar problemas complejos, cuando vemos o interactuamos con personas bellas. Es una reacción muy similar a la del enamoramiento”, explica.

El secreto ancestral de la belleza

Independientemente de los gustos culturales de cada época, la belleza esconde sus propios secretos. Uno de ellos es el número de oro o proporción áurea. Raúl Espert nos propone un juego. ¿Sabes cuál es tu altura? Ahora mide la distancia que hay desde el suelo hasta tu ombligo. Divide tu altura total entre esta medida, ¿qué número has obtenido?

El dibujo de Da Vinci 'El hombre de Vitrubio'.

Si tu cuerpo está bien proporcionado observarás que se aproxima bastante a 1,618. Se trata de un número que, a lo largo de la Historia y desde los antiguos griegos, ha recibido diferentes nombres: proporción áurea, proporción divina o número phi (φ) (en honor al escultor griego Fidias) y que está presente en multitud de formaciones y fenómenos de la naturaleza, un valor que siempre se ha asociado a las proporciones más perfectas y armoniosas.

Leonardo da Vinci dejó escritas las medidas perfectas en El hombre de Vitruvio. “Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura”, escribió. Y continuaba: “La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma y, como la oreja, equivale a una tercera parte del rostro”.

El cuerpo femenino con forma de guitarra, más atractivo 

Las curvas femeninas se pueden medir. La proporción cadera-cintura (RCC) en la mujer depende de la producción de estrógenos, según Maryanne Fisher, profesora adjunta de Psicología en la Universidad de Saint Mary, en Nueva Escocia (Canadá).

Hay varios estudios científicos que demuestran que una proporción cadera-cintura de 0,7 es la que más atrae sexualmente. “Si la cadera mide, por ejemplo, 100 cm. de contorno, la cintura debería medir 70 cm. Imagínate a Marilyn Monroe, Beyoncé, Rihanna, Jennifer López, Eva Mendes, Jessica Alba, o en un valor extremo, la extraordinaria RCC de Kim Kardashian. Resulta extraño que muchas mujeres renieguen de las caderas anchas, porque desde tiempos inmemoriales han sido sinónimo de fertilidad. Basta con mirar a las diosas de la fecundidad de cualquier cultura para percatarse de este fenómeno”, asegura Raúl Espert.

Explica este doctor de Psicología que distintos experimentos realizados con eye tracker, una tecnología que permite rastrear el movimiento de los ojos y saber dónde enfocas la mirada, han demostrado que los ojos se pasan mucho tiempo escrutando esa ratio cadera-cintura y, en general, resulta un rasgo femenino extraordinariamente atractivo, incluso cuando la ratio se exagera a un imposible RCC de 0,50.

Según un artículo publicado en la revista Archives of Sexual Behavior, por delante de un pecho exuberante, un trasero imponente e incluso un rostro bonito, se encuentra una perfecta silueta de reloj de arena. Según un estudio realizado por científicos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Victoria en Wellington (Nueva Zelanda), los hombres encuentran más atractivas a las mujeres con forma de guitarra.

Medir el atractivo es posible

Se ha bautizado como la máscara de la belleza y aplica también la proporción aúrea. El cálculo lo hizo del cirujano plástico Stephen Marquardt. Elaboró una lámina con 20 fotos de mujeres con rostros de decreciente simetría (de las más bellas o simétricas a caras sucesivamente deformes y poco simétricas extraídas de revistas de medicina de mediados del siglo XX) y pidió a centenares de hombres y mujeres de distintas culturas y razas que las clasificaran subjetivamente de más a menos bellas. El 90% clasificó dichos rostros siempre de la misma forma, indicando que la belleza parece algo objetivo y obedece a una tendencia a la simetría que se rige por unas proporciones geométricas

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: la amazona de Fidias, Angelina Jolie y Brad Pitt, Michelle Pfeiffer y George Clooney y la modelo Kate Moss.

“¿Sabías que la única medida que no cambia a lo largo de los años en cualquier rostro es la distancia que hay entre los ojos? Este es el patrón a partir del que establecen todo un puzle de proporciones armónicas: posición de la ceja, proyección del pómulo y la mandíbula, distancia entre el labio superior y la nariz, correcta proporción y posición del mentón y los dientes”, explica Espert.

En la máscara de la belleza del cirujano, compuesta de triángulos de distintos tamaños, rostros como tan dispares como el de Kate Moss, Angelina Jolie, Brad Pitt o George Clooney encajan a la perfección.

El impacto de la fase de ovulación

Los rostros de las mujeres son objetivamente más bellos durante la ovulación. Es la conclusión de una investigación realizada en la Universidad Carolina de Praga y la de Newcastle. La ovulación tiene lugar unas dos semanas después de la menstruación cuando uno de los ovarios libera un óvulo que puede ser fertilizado. En este momento se produce un pico de estrógenos, la temperatura corporal se eleva medio grado, en comparación con el resto del ciclo menstrual, hasta alcanzar los 37,2 grados.

Se producen cambios microvasculares que provocan que los labios sean un poco más gruesos, desaparezcan ciertas arrugas de expresión como por arte de magia, las mejillas se pongan sonrosadas, los ojos brillen más, la piel se aprecie más tersa y clara y las proporciones faciales tiendan más a la simetría.

“Al mismo tiempo que la mujer ovula, sus glándulas sudoríparas apocrinas, situadas preferentemente en las axilas, las ingles y el área alrededor de los pezones liberan esencias olorosas llamadas feromonas, en este caso se denominan copulinas, y resultan extraordinariamente atractivas en esta fase ovulatoria a tenor de los estudios publicados”, explica Raúl Espert que deja claro que otros científicos mantienen que estas feromonas funcionan en otros mamíferos, pero que no hay evidencias unánimes en la comunidad científica de que lo haga en los seres humanos.

La influencia del olor en la excitación sexual

Estoy contigo por tu olor, no por tu perfume, cantan El Kanka y Jorge Drexler. La ciencia también se ha encargado de estudiar la incidencia del olor corporal en los gustos sexuales.

En varios estudios se pidió a un grupo variado de hombres que valorasen subjetivamente la belleza de rostros femeninos mientras ignoraban que debajo de la mesa habían colocado ropa interior femenina usada en distintos días del ciclo menstrual. Cuando pusieron las prendas íntimas usadas durante el día de la ovulación, la inmensa mayoría de los varones puntuó como más bellos los rostros femeninos en comparación con los mismos rostros mostrados en ausencia de copulinas en fases premenstruales. Al mismo tiempo se registró una gran variación en la Actividad Electrodermal (AED, una medida de activación psicofisiológica) de los varones cuando estaban en presencia de mujeres en fase ovulatoria.

Estos estudios demuestran el poder inconsciente de dichas feromonas sobre la atracción sexual. “En esta misma línea de investigación, durante esta misma fase ovulatoria las mujeres sintieron una fuerte atracción y puntuaron como más bellas las caras más varoniles, las que tenían un mentón más cuadrado y barba de pocos días y se sintieron atraídas por las feromonas masculinas especialmente androstenona. En cambio, durante el resto del ciclo menstrual la mayoría de las mujeres sintió repulsión por el olor acre de la ropa interior masculina usada que olieron y que tan atractiva les resulto el día de la ovulación y puntuaron como más bellos rostros masculinos más con rasgos más suaves y femeninos”, explica Espert.

Quedan aún muchas incógnitas por resolver sobre los mecanismos de la atracción sexual. La biología y la experiencia determinan buena parte del deseo. Dar rienda suelta a la pasión corresponde ya a la voluntad de cada uno.

¿Qué hace que nos atraigan sexualmente unas personas y otras no?
Maika Ávila

Maika Ávila

Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00