Sociedad

Los retos frente a la segunda ola de coronavirus: desde los sistemas de ventilación hasta la vuelta al cole

La Universidad Johns Hopkins ha elaborado un informe con las respuestas a cuestiones para evitar los contagios

La reapertura de los colegios es uno de los retos de la segunda ola de coronavirus. / INA FASSBENDER Getty Images

Madrid

La capacidad del coronavirus para propagarse y la incidencia con la que afecta a las personas ha hecho que cambiemos nuestros hábitos, comportamientos sociales y la forma de relacionarnos. Los científicos han estado investigando sin descanso desde el comienzo de la pandemia la composición del virus y los factores a tener en cuenta para evitar su propagación y reducir su impacto. El uso de mascarilla obligatorio, el distanciamiento de seguridad, la higiene de manos, evitar aglomeraciones y reunirse pocas personas en espacios abiertos son algunas de las prescripciones que estamos teniendo en cuenta y que ahora enfatiza en un estudio la Universidad Johns Hopkins.

Los científicos de dicha institución, que han sido referencia durante toda la crisis sanitaria, han publicado un informe que pone sobre la mesa seis de estas medidas que conviene matizar. Además, reclaman que los organismos nacionales de investigación se vuelquen en esta materia para determinar los métodos de contagio, la necesidad de ventilar los espacios interiores o el comportamiento de los niños en entornos sociales y, sobre todo, cuando vuelvan a los colegios.

El documento elaborado por la prestigiosa epidemióloga Caitlin Rivers y el director del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad, Tom Inglysby, además de las científicos Elena Martin, Crystal Watson, Monica Schoch-Spana y Anita Cicero, está enfocado a "resetear" la respuesta de Estados Unidos ante la segunda oleada de coronavirus a la que ya se enfrentan. Las directrices a seguir que indican en el texto son universales y advierten de que "es un desafío que va mucho más allá de lo que cualquier Estado, territorio o comunidad puede manejar por sí solo. Es solo nuestra acción colectiva la que generará el cambio necesario para recuperar el control".

Como si de un decálogo se tratara, los científicos han estructurado el informe con recomendaciones generales para asegurar equipos de protección para profesionales esenciales, como sanitarios o empleados de sectores esenciales, o pedir, en caso de transmisión descontrolada, el cierre de "entornos interiores de alto riesgo donde las personas se congreguen, como bares, restaurantes, lugares de entretenimiento, gimnasios y espacios religiosos interiores, y posiblemente oficinas interiores donde el riesgo de transmisión no se puede reducir mediante esfuerzos de mitigación".

Además, destaca uno de los puntos en los que reclaman el desarrollo de una agenda de investigación rápida "para hacer frente a los principales desafíos que han surgido". Los autores enumeran esos retos, las seis preguntas "prioritarias" que deberíamos responder cuanto antes para sortear con seguridad la segunda ola.

1. Sistemas de ventilación

"¿Existen soluciones de ingeniería para mejorar los sistemas de ventilación en los edificios que se puedan hacer de forma rápida y económica?", se preguntan los científicos en el informe. Es evidente que el mayor riesgo de contagio se produce en espacios cerrados y la diferencia entre el riesgo a infectase en un local o al aire libre es muy grande: podría ser casi 20 veces mayor. Así, el informe recomienda que se traslade a espacios al aire libre el ocio, el trabajo o la educación. "Si las actividades que normalmente se llevarían a cabo en ambientes interiores cerrados pudieran trasladarse al aire libre, eso les permitiría continuar operando con mayor seguridad", reza el documento.

Los especialistas en calidad del aire insisten en la importancia de la ventilación constante en interiores, porque se ha observado que el flujo de aire del exterior por ventanas y puertas, o unos buenos sistemas que renueven el aire interior con el de fuera son medidas esenciales para evitar que las partículas que contienen el virus permanezcan flotando en la sala hasta contagiar a alguien. Pero todavía quedan preguntas por resolver en cuanto a equipos de filtrado de aire y otros sistemas que podrían ser útiles allí donde no es posible ventilar.

2. Métodos de contagio

Hay constancia de que los aerosoles pueden ser un riesgo para el contagio del virus. Las partículas diminutas que se escapan de la boca al toser o hablar quedan suspendidas en el aire. Por lo que, "¿cuál es la contribución relativa de la transmisión de aerosoles y contacto directo con objetos contaminados, y cómo deberían modificarse nuestras prácticas de mitigación para abordar esos hallazgos?", se preguntan los científicos en el informe. Y es que el contacto directo y los aerosoles son la razón por la que se pide el lavado insistente de las manos, pero si se supiera que los aerosoles desempeñan un papel aún más importante obligaría a plantear más medidas dirigidas a combatir esa vía, como la de la ventilación de interiores. La pregunta es muy relevante en este momento, ya que la Organización Mundial de la Salud reconoció recientemente que los aerosoles pueden ser una vía de contagio.

3. Mejorar el uso de mascarillas

En muchos países como el nuestro, el uso de la mascarilla es obligatorio incluso cuando se garantiza la distancia de seguridad entre personas. Sin embargo, hay países como EE UU donde las mascarillas se usan a regañadientes. Pero sabemos que hay lagunas y circunstancias en las que se relaja su uso. "¿Cómo se pueden mejorar y expandir los comportamientos de uso de máscaras?", se preguntan en el documento, lo que implica la intervención de especialistas en comunicación de la ciencia y en persuasión.

Desde el comienzo de la pandemia se han puesto en marcha iniciativas de campañas para concienciar y ayudar a mejorar el cumplimiento de estas medidas. Pero también hace falta aumentar el conocimiento real de la utilidad de la mascarilla, que no es solo para contener la tos, los aerosoles también escapan en masa al hablar, gritar o cantar. Además, el informe se pregunta si "se pueden mejorar los revestimientos faciales para hacerlos más cómodos y mejorar la filtración".

4. Comunicación que cambie conductas

"¿Cómo se pueden mejorar las comunicaciones públicas sobre la reducción del riesgo de transmisión y cómo se pueden adaptar esos mensajes a los grupos de mayor riesgo?", se preguntan los especialistas. En esta fase de la pandemia, algunas personas pueden comenzar a mostrar hartazgo de las restricciones y no todos los grupos se comportan por igual: las personas mayores son más cuidadosas y se quedan en casa, mientras que los jóvenes aprovechan la apertura de discotecas que permiten las autoridades. De hecho, en la última semana, más del 85% de los nuevos contagios registrados en Canarias fueron en menores de 30 años, con numerosos contactos en cuarentena a partir de una sola fiesta.

Los científicos indican que los líderes políticos y científicos deben trabajar en estrecha colaboración en el desarrollo de políticas y en su comunicación al público, y recomiendan que "la orientación debe reflejar la experiencia de los científicos sociales, quienes pueden asesorar sobre cómo involucrarse de manera significativa con las personas y las comunidades, en particular con las comunidades marginadas y desatendidas que se ven afectadas de manera desproporcionada por la pandemia".

5. ¿Cuál es el papel de los niños?

Desde los que consideraban a los niños supercontagiadores sin pruebas, hasta los que argumentaban que no tenían tanta capacidad para contagiar. La pregunta que se hacen en el informe es: "¿Cuál es el papel de los niños, especialmente los niños asintomáticos, en la transmisión? ¿Los niños transmiten el virus a tasas similares a las de los adultos?" A medida que se han ido relajando las medidas de confinamiento, los científicos han podido observar situaciones naturales en las que los menores tienen un papel en eventos de contagio, pero su importancia relativa sigue sin estar clara del todo.

6. La vuelta al cole

Septiembre está a la vuelta de la esquina y la presión para resolver la cuestión de la apertura de los colegios va en aumento. Hay ejemplos desastrosos, como el que se dio en Israel cuando reabrieron las escuelas al controlar su curva de contagios. Allí, en plena ola de calor, se cerraron las aulas para poner aire acondicionado, perjudicando la ventilación, y se permitió a los niños quitarse las mascarillas, con los consecuentes rebrotes. Los especialistas explican que los colegios "podrían considerarse aglomeraciones en interiores, se distinguen por su importante papel en la comunidad y la epidemiología única de los niños".

"Las decisiones sobre cómo y cuándo reabrir las escuelas son complejas y requieren la consideración de muchos factores y la implementación de cuidadosas medidas de mitigación", reconocen los autores. Y se preguntan: "¿Qué necesitan las familias y las comunidades escolares para facilitar un aprendizaje seguro y eficaz, ya sea en persona o de forma remota, y cómo podemos garantizar que los niños y las familias vulnerables reciban apoyo?". La cuestión también gira en torno a qué hacer para mejorar la enseñanza en remoto, un problema que puede ser la perdición para familias sin recursos.

"Cuanto más sepamos sobre este virus, mejor informadas estarán nuestras decisiones. Y podemos estar seguros de que habrá muchas más decisiones difíciles, incluida la de los colegios, hasta que encontremos una vacuna segura y eficaz que sea accesible a todos", advierte Rivers.

 
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