El traspaso de poderes en la Casa Blanca, bloqueado
El presidente Biden ha insistido en que la obstrucción de Trump tampoco "tendrá muchas consecuencias" en su propia preparación para la llegada a la Casa Blanca, a pesar de que le está impidiendo tener acceso a información clasificada de inteligencia

El presidente electo de EEUU, Joe Biden. / JONATHAN ERNST (Reuters)

Washington
El presidente electo de EEUU, Joe Biden, ha dicho este martes que la negativa a reconocer su derrota por parte del mandatario saliente, Donald Trump, es "vergonzosa", pero no le impedirá prepararse adecuadamente para asumir el poder en enero. "Francamente, es embarazoso", ha expresado.
En su primera rueda de prensa desde que se convirtió el sábado en presidente electo, Biden restó importancia al impacto que puede tener el bloqueo de Trump en el proceso de transición, mientras su equipo se planteaba tomar medidas legales para atajarlo.
"Simplemente creo que es vergonzoso, para ser muy franco. No ayudará al legado del presidente (Trump)", dijo Biden sobre la obstrucción del mandatario saliente.
Transición atípica
Su rueda de prensa se produjo exactamente cuatro años después de que el expresidente Barack Obama recibiera en la Casa Blanca a Trump y se comprometiera con un proceso de transición "fluido", una tradición en la política estadounidense que ha roto el actual mandatario saliente.
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El desafío de Trump va, sin embargo, más allá del simbolismo de no recibir a su sucesor en el Despacho Oval: como él no reconoce los resultados de las elecciones, su Gobierno no está cooperando con el equipo de Biden para garantizar que todo esté listo para la toma de posesión de éste el 20 de enero.
En concreto, el entorno de Biden ha reconocido que le preocupa que la Administración de Servicios Generales (GSA) no haya certificado aún la victoria del exvicepresidente, porque eso impide a su equipo acceder a recursos y a las agencias gubernamentales para preparar la transición.
Su campaña se plantea incluso demandar a la GSA para desbloquear el proceso, según varios medios, pero Biden trató de minimizar el tema y aseguró a los periodistas que su equipo tiene los recursos suficientes para desarrollar los planes sin conseguir esa certificación.
"Vamos a hacer exactamente lo mismo que estaríamos haciendo si él (Trump) hubiera reconocido" la derrota, afirmó el exvicepresidente.
A la espera de la cooperación
Su equipo de transición nombró este martes una lista de unos 500 expertos en distintos aspectos del Gobierno que le ayudarán -a él y a quienes elija para formar su gabinete- a prepararse para empezar a gobernar en enero.
Ese grupo -del que más de la mitad son mujeres y el 40 % son negros, latinos, estadounidenses de origen asiático, de la comunidad LGBTQ+ o personas con discapacidades- podrá empezar a coordinarse con las agencias federales solo si la GSA certifica finalmente la victoria de Biden.
El mandatario electo insistió en que la obstrucción de Trump tampoco "tendrá muchas consecuencias" en su propia preparación para la llegada a la Casa Blanca, a pesar de que le está impidiendo tener acceso a información clasificada de inteligencia.
Biden, que conoce bien los engranajes del Gobierno tras su experiencia como vicepresidente, alegó que aunque sería "útil" acceder a esos datos, tampoco podría actuar en ninguno de ellos hasta que llegue al poder.
Adelantó que espera nombrar al menos a un par de miembros de su futuro gabinete antes del festivo de Acción de Gracias, el próximo 26 de noviembre, y vaticinó que los republicanos en el Congreso acabarán reconociendo su victoria.
"Por ahora, no hay pruebas de ninguna de las afirmaciones que ha hecho el presidente o el secretario de Estado (Mike) Pompeo", quien este martes respaldó la postura de Trump, insistió Biden. La campaña de Trump ha presentado demandas en varios estados clave para desafiar el resultado de las elecciones del 3 de noviembre, y ha alegado sin pruebas que se ha producido un fraude.
Casi todo el entorno de Trump reconoce en privado lo inútil de las demandas, porque necesitarían demostrar fraude no solo en uno, sino en múltiples estados, para dar la vuelta a los resultados y cubrir el trecho entre los 214 delegados que tiene ahora en el Colegio Electoral y los 270 que necesitaría para ser reelegido.
Biden promete una expansión "drástica" de la cobertura de salud
Mientras, Biden centró su atención este martes en una audiencia crucial en el Tribunal Supremo de EE.UU., que evaluó una demanda contra la reforma sanitaria de 2010, conocida como Obamacare pero cuyo nombre oficial es el de Ley de Cuidados Asequibles (ACA, en inglés).
La mayoría de los jueces del Supremo insinuaron que, cuando decidan sobre el caso en 2021, mantendrán en pie la mayor parte de esa ley sanitaria que los republicanos llevan una década tratando de derogar, y que ha dado cobertura a más de 20 millones de personas en Estados Unidos.
De todas formas, Biden quiso advertir de las graves consecuencias que tendría invalidar esa ley en plena pandemia de la covid-19, y calificó de "cruel" el intento de tumbarla por parte de lo que describió como "ideólogos de la extrema derecha" en 18 estados de EE.UU., liderados por Texas.
"(Cuando llegue al poder), vamos a hacer todo lo que esté en nuestro poder para aliviar la carga de la cobertura de salud para ustedes y sus familias", prometió el presidente electo.
"Eso empieza por reforzar la Ley de Cuidados Asequibles con una expansión drástica de la cobertura de salud y medidas audaces para rebajar los costes" de los seguros y cuidados médicos, agregó.
Para ello, sin embargo, Biden necesitará la ayuda del Congreso, cuya Cámara Baja mantendrá una estrecha mayoría demócrata mientras que todo apunta a que el Senado seguirá en manos republicanas, algo que se confirmará a principios de enero con el resultado de dos elecciones a segunda vuelta en el estado de Georgia.
Los nuevos nombramientos de Trump en el Pentágono
La Casa Blanca del presidente saliente de EE.UU, Donald Trump, colocó este martes en el Pentágono a tres de sus aliados, desmembrando así la cúpula civil del Departamento de Defensa después del despido ayer de su titular, Mark Esper, en un momento en que el mandatario se niega a reconocer su derrota en las elecciones frente a su rival demócrata, Joe Biden.
Las tres nuevas designaciones se hicieron aprovechando la marcha de tres altos cargos del Pentágono.
El Departamento de Defensa informó en un comunicado de la renuncia del subsecretario en funciones de Defensa para Política, James Anderson; del subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad, el vicealmirante retirado Joseph Kernan; y de la jefa de Gabinete de la Secretaría de Defensa, Jen Stewart.
El puesto de jefe de Gabinete de la Secretaría de Defensa es el cargo más importante reservado para los civiles en el Pentágono, porque es quien marca la agenda del secretario de Defensa.
Por su parte, el subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad es el principal asesor civil en asuntos relacionados con inteligencia militar; mientras que el de Defensa para Política es el máximo responsable de este ámbito en el Pentágono.