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Los expertos cambian de opinión con la vacuna: la clave para que funcione y los efectos adversos a largo plazo

La población está expectante ante la llegada inminente de las vacunas contra el coronavirus, que supondrán una recuperación paulatina de la antigua normalidad, aunque no todos los especialistas tienen tan claro que vaya a ser la panacea. En lo que sí coinciden es en una mayor dosis de optimismo respecto a la opinión que tenían hace unos meses

Las vacunas contra el COVID-19 estarán a principios de 2021. / Getty Images Getty Images

Madrid

El horizonte de la vacunación contra el COVID-19 está cada vez más cerca. Lo que hace unos meses era impensable, parece que pronto se hará realidad: la llegada de una vacuna que doblegue la pandemia progresivamente. Hace unos días el Gobierno anunció el plan de inmunización de la población con miras a realizarse a principios de 2021 y con varios antígenos implicados en el proceso. Si en verano los expertos mantenían su recelo y pedían prudencia ante la euforia generada, ¿cómo valoran ahora la inminente llegada del antídoto?

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Hay razones para confiar en los ensayos clínicos de las diferentes candidatas, pues los últimos datos publicados por las compañías avalan una eficacia contundente. Desde un 70% que presentó la vacuna de AstraZeneca hasta el 94,5% de la muestra de Moderna y 95% de la americana Pfizer. Más de una decena de vacunas se encuentran en fase 3 de ensayo clínico en todo el mundo. Los laboratorios continúan trabajando a contrarreloj para conseguir la distribución y el suministro cuanto antes, y España ya tiene comprometida la compra de más de 50 millones de dosis y espera alcanzar los 140 a lo largo del próximo año.

"Tengo bastante confianza en el funcionamiento de la vacuna cuando compañías con mucha proyección en la producción de este tipo de fármacos están diciendo que tiene fiabilidad y una efectividad elevada", asegura la experta y profesora de Microbiología de la Universidad Miguel Hernández, Kika Colom, aunque pone de manifiesto algunas cuestiones que podrían reducir la efectividad de los antígenos y habla de una "posible fuga de efectividad" en la conservación de las vacunas basadas en ARN, como son las de Pfizer o Moderna.

"Posible fuga de efectividad en la conservación"

Las condiciones en las que se mide la efectividad son las condiciones óptimas, por lo que existen circunstancias que pueden poner en cuestión la eficacia, como la conservación de las dosis o la distribución masiva. "Hay que conservarlas obligatoriamente a temperaturas muy bajas de hasta -80 grados, por lo que puede haber problemas en la cadena de frío, y si esto ocurre, la vacuna puede tener una bajada de efectividad muy grande", alerta.

Cada laboratorio ha construido su vacuna con una tecnología determinada. Así, la vacuna de Pfizer, por ejemplo, tiene un funcionamiento mediante ARN. Es decir, utiliza un código genético que provoca la generación de una proteína para desarrollar la creación de anticuerpos, sin necesidad de inocular el virus. Algo que a priori parece más seguro, pero que tiene la laboriosa tarea de conservación en grandes frigoríficos a temperaturas de -70 grados.

"Mantener las dosis a temperaturas más bajas y hacer un transporte y distribuirlo garantizando estas condiciones, así como almacenar en los puntos donde se va a suministrar la vacuna a -80 grados, no es fácil", señala Colom.

Asimismo, el miembro del Comité de Medicamentos de la AEP y divulgador sobre las vacunas, Roi Piñeiro, confía en las vacunas propuestas y se muestra optimista con el gran paso que supone en la pandemia, pero muestra cautela. "Confío en la eficacia anunciada en los ensayos clínicos, pero otra cosa será la efectividad, que, en la vida real, no podremos conocer hasta que la vacuna esté comercializada", expone el científico.

"El hecho de confiar no implica que dejemos de ser cautos. En ciencia siempre debemos ser prudentes y esto también se debe explicar a la población cuando se transmiten los avances científicos", argumenta, poniendo el foco en dos o tres meses desde la administración de las primeras dosis, pues avanza que habrá nuevos datos y se podrá valorar con más conocimiento.

¿Puede mutar el virus y dejar sin eficacia las vacunas?

Si en verano ambos expertos mostraban cautela con el desarrollo de las vacunas y tenían recelo de una posible mutación del virus SARS-CoV-2, ahora parecen tener más claro el comportamiento del virus y descartan esa opción. O al menos que pueda influir en la efectividad de la vacuna.

En este sentido, la microbióloga explica la alta capacidad de los virus de mutar rápido. Sin embargo, reconoce que el antígeno o la proteína sobre el cual se basa la vacunación contra el COVID-19, que es la que hace que se produzcan anticuerpos, es bastante "fuerte" y "no presenta muchas mutaciones".

"Si hubiera muchas mutaciones en esa proteína, sería más difícil desarrollar una vacuna y ya se ha visto que este virus es bastante viable para desarrollar un antígeno y la vacunación la mantiene intacta, y eso es clave para ser eficiente", explica. Así, por mucho que mutara el virus, no tendría por qué afectar a la vacuna, pues la proteína se mantendría intacta.

Los efectos adversos pueden ser "razonables"

Por otra parte, existe una preocupación generalizada por los posibles efectos secundarios de unas vacunas que se han desarrollado en tiempo récord. No obstante, los expertos no creen que sea un gran inconveniente para la efectividad. "Los más frecuentes, como en cualquier otra vacuna, aparecerían de forma inmediata: dolor y discreta inflamación en la zona de la inyección y fiebre o sintomatología banal durante los días siguientes a la administración de la vacuna. Pero evidentemente, estos efectos adversos no tienen por qué aparecer", explica Piñeiro.

El divulgador de vacunas asegura que "la frecuencia real de los efectos la sabremos cuando se inicie la vacunación de toda la población". Y señala que los posibles efectos adversos a largo plazo no se conocerán hasta que pase un largo periodo de tiempo de unos cuantos años, "pero no tendrían por qué aparecer".

Asimismo, Colom considera que es "muy difícil saber si habrá efectos adversos o no", pero asegura que se han seguido los protocolos adecuados en los ensayos y cuando se han producido eventos adversos, se han paralizado los ensayos y se ha evaluado el motivo. "Hay que ver si son razonables teniendo en cuenta que sin vacuna estamos perdiendo vidas a una velocidad importante. Ahora, si más adelante van a aparecer efectos secundarios, no se si habrá alguien que lo sepa", razona.

El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós José García Rojas, ve con buenos ojos el desarrollo de las vacunas y considera que "está siendo un proceso transparente y está garantizando seguridad ante eventos imprevistos y ante la más mínima duda se suspende el ensayo hasta que no dice la Agencia del Medicamento si se puede continuar o no".

Por tanto, se muestra más esperanzado que en verano cuando prefería no manifestarse al respecto: "Prefiero pronunciarme cuando se haya presentado para su aprobación, porque eso significará que será eficaz, efectivo y seguro para su uso", decía en julio. Ahora lo tiene más claro y confía en los antígenos.

"Si esperamos años para comercializar la vacuna frente al COVID-19, viviremos eternamente en la situación actual. El riesgo cero no existe. Lo importante es que el balance beneficio/riesgo sea claramente favorable", asevera el también Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, Piñeiro, con gran optimismo.

¿Cuándo se conseguirá la inmunidad de rebaño?

Los resultados que se van conociendo de los ensayos clínicos son positivos e invitan a pensar que pronto lograremos la inmunización de un alto porcentaje de la población. Este es el objetivo de las vacunas, pero todo a su debido tiempo. "Las prisas en ciencia siempre son malas consejeras", indica Piñeiro. Y la realidad es que suministrar el antígeno a toda la población depende de la cantidad de dosis, la gestión de la vacunación en los centros y la respuesta inmunológica de cada persona, por lo que requerirá un tiempo largo, y los expertos llaman a la cautela.

"Se está generando una euforia que no es conveniente, mantener la prudencia es imprescindible", manifiesta Colom. "Cuando la vacuna se empiece a suministrar se hará a una parte de la población, no a todo el mundo", subraya, recordando que además se necesitan dos dosis para generar una inmunidad que sea competente.

Así, sugiere que la gente que empiece a desarrollar una inmunidad será en primavera si se desarrollan los planes previstos. "Pero no será antes del verano cuando la gente empiece a estar más relajada", señala, e insiste: "Todo lo demás es adelantarse y arriesgarse innecesariamente".

"No sabemos cuánto duran los anticuerpos"

Por otra parte, también cuestiona cuánto durará la inmunidad lograda después de recibir las dos dosis de la vacuna. "Sabemos que con la segunda dosis habrá una inmunidad efectiva, pero no sabemos por cuánto tiempo porque no hemos tenido tiempo para evaluar aún cuánto duran los anticuerpos o una respuesta protectora tras exponerse a la vacuna", explica.

Tampoco García Rojas sabe cuándo se alcanzará esa inmunidad, pero confía en que más temprano o más tarde se logre. "Depende de los ritmos con los que llegue la vacuna, pero posiblemente durante el primer semestre seamos capaces de vacunar a los prioritarios. A lo largo del 2021 estaremos en esa dinámica, pero establecer cuando se vacunará a toda la población no se sabe y es importante para alcanzar un porcentaje alto de respuesta inmunológica", confiesa con sinceridad.

"Mantengo la esperanza y la prudencia"

Pero lo más importante es que ya tenemos un arma para combatir la pandemia progresivamente. En verano este escenario se veía aún muy lejano y los expertos no daban mucho por una vacuna efectiva y que llegara a tiempo para evitar una nueva oleada de coronavirus. "Todo apunta a que podemos estar contentos porque empezamos a tener una herramienta, pero muy prudentes", señala la especialista en Microbiología, aunque no cree que se logre una inmunidad de rebaño pronto.

"No creo que antes de Semana Santa haya mucha población vacunada para estar tranquilos con sensación de que hay una protección suficiente extendida en la sociedad", vaticina Colom, que ve muy probable que cada año se tenga que repetir la vacunación contra el SARS-CoV-2. Aunque se muestra ilusionada y esperanzadora: "Antes no teníamos nada".

Asimismo, el miembro del Comité de Medicamentos de la AEP destaca que la inmunización será progresiva. "Mantengo la esperanza y mantengo la prudencia", añade, a la vez que señala los aspectos más importantes de una vacuna eficaz.

"Lo más importante de una vacuna es demostrar que sea inmunógena; capaz de generar una respuesta en el sistema inmunológico para preparar las defensas que deberán protegernos de la infección, que sea efectiva y que los vacunados no pasen la enfermedad, y que sea segura; el menor número de efectos secundarios y el mejor balance beneficio/riesgo", resume Piñeiro. Además, asegura que la vacuna ideal es aquella que "mantiene la protección durante un largo periodo de tiempo".

Por tanto, según los expertos, la vuelta a la normalidad dependerá de la capacidad de cada país para suministrar las vacunas disponibles, y conseguir la inmunidad de grupo, que sitúan este porcentaje entre un 70 y un 90 por ciento. Aunque García Rojas recuerda que, aunque se empiece a vacunar a la población de la forma más temprana que sea posible, "no se va a acabar la escenografía de mascarillas, higiene de manos, distancia social o ventilación, hasta que no se consiga la inmunidad de rebaño que lleva más tiempo", aunque subraya que vamos por el buen camino.

Sandra Fernández Pérez

Sandra Fernández Pérez

Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencia Política y Gestión de la...

 
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