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La reflexión sobre la pandemia que emociona a las redes: "Entonces todo esto habrá tenido sentido"

Unas generaciones protegen a las siguientes en el ciclo de la vida humana, según el diseñador de videojuegos Daniel Sánchez-Crespo

La generación más mayor será "el escudo" de la más joven en cada etapa de la vida, según el diseñador de videojuegos, Daniel Sánchez-Crespo / Halfpoint Getty Images

Madrid

"Desde hace unos meses, dos veces por semana salgo a correr con mis hijas de noche por la ciudad". Esta es chispa que genera la historia narrada por el diseñador de videojuegos y director de Novarama, Daniel Sánchez-Crespo, a través de su cuenta de Twitter. Lo que él creía que era "una forma de luchar contra el aburrimiento del confinamiento", se convirtió con el tiempo en algo más profundo.

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Y es que la pandemia de coronavirus ha tenido un efecto en todas las generaciones, si bien ha impactado de manera distinta en los diversos sectores poblacionales. Por ejemplo, hace unos días, leíamos que la fatiga pandémica había afectado sobre todo a los más jóvenes, de acuerdo con un estudio publicado por el CSIC.

En el lado opuesto de la ciudadanía, los más mayores no solo han sufrido las consecuencias más físicas de la pandemia, sino que también se han visto sometidos a un encierro más prolongado que el resto de la población -aunque, ahora, la vacuna les esté dando un respiro y "por fin" vuelva a darles el aire y el sol-.

En concreto, la historia de Sánchez-Crespo habla del conjunto de la humanidad. De cómo los más mayores actúan como escudo de los más jóvenes. Estos, con el paso de los años, ocupan un nuevo lugar en la pirámide poblacional y son los que, tras haber sido resguardados del pesimismo, deben proteger a la siguiente generación en un ciclo sin final.

El final es inevitable, como señala el diseñador de videojuegos, que, pese a ello, no lo ve de forma pesimista, sino que considera que el ser humano es "una especie optimista": "Cada generación aísla a la siguiente de lo malo que la rodea, y la prepara para un futuro mejor. Fíjense: yo NO les cuento a mis hijas el desastre de los 100.000 muertos por COVID; me centro en decirles que ya queda poco para que acabe".

"Habrá un día que yo ya no esté, pero mis hijas sigan aquí, viviendo sus vidas", reflexiona Sánchez-Crespo. "Y ese día, de mí sólo quedará el recuerdo, y los valores", continúa.

Aunque "hace un año, esos que eran nuestro escudo, empezaron a morir a miles", el diseñador compara esa triste realidad con una cadena que se rompe: "Pero, en el fondo, no es así. La cadena sigue, sólo que, ahora, el escudo somos nosotros."

"Dejemos de hacer estupideces", reclama. "Pasemos de ser el país del 'es que no se sabía' al país de 'hemos aprendido la lección', aunque sea tarde", ya que, según Sánchez-Crespo, esta generación tiene dos deberes: "El primero, cuidarnos y sobrevivir: la siguiente generación nos necesita. El segundo, proteger y aislar a esa generación de todo esto".

"Por eso corro. Porque pasará el virus, y ellas lo olvidarán. Y se harán mayores. Y, un día, yo desapareceré. Pero recordarán que, cuando eran unas crías, iban a correr con su padre y les contaba cosas chulas. Entonces, todo esto habrá tenido sentido", concluye el diseñador.

 
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