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Tokio 2020

Maternidad y Juegos: el doble premio al que aspira Ona Carbonell tras un parón extra

La nadadora apura su preparación para estar en Tokio pese a haber renunciado al torneo en 2020 para cumplir el sueño de ser madre

Coreografía de Ona Carbonell en la piscina / Getty Images

Una parte importante de la natación española se apagó en 2019 con la prematura retirada de las competiciones de Ona Carbonell, la nadadora con más preseas mundialistas de la historia (22). Superados los motivos familiares que le llevaron a tomar esta decisión y, solo 40 días después de haber cumplido el sueño de ser mamá, la catalana volvió a enfundarse el bañador para liderar al equipo de sincronizada en un retorno que ya ha acaparado tintes épicos. Tokio, la cita a la que llegó a renunciar poniendo por delante su vida personal, vuelve a ser una aspiración más que real.

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"Por primera vez en mi vida mi prioridad tenía que cambiar", afirmó Carbonell durante este parón en Hoy por Hoy, poniendo luz sobre un complejo 'adiós' con 29 años en el que puso por delante sus lazos familiares a la meta olímpica. Sin embargo, el guion rocambolesco que siguió la sociedad en un 2020 marcado por la pandemia trajo consigo un giro inesperado en este valiente paso de la deportista.

Embarazada y echando cuentas para dar a luz a su primer bebé en verano, la cancelación y aplazamiento de los Juegos reabrió una nueva opción para Ona Carbonell. La vía de una celebración un verano más tarde de lo previsto llevó a la nadadora a manejar nuevos tiempos en su reaparición, de nuevo con el foco puesto en la Villa Olímpica. De descartar por completo su presencia, pasó a fijar su vuelta acelerada a la piscina con todo el equipo, formando parte activa de los preparativos telemáticos que logró inventarse el combinado nacional durante la cuarentena.

Mamá olímpica

El pequeño Kai se presentó ante el mundo el 5 de agosto, dejando casi un año de margen para que su madre cuadrara sus preparativos para presentarse nuevamente en el Olimpo en estado óptimo. Con el calendario apretando, Ona Carbonell volvió al contacto con la piscina poco después de un mes de haber dado a luz. Su preparación, lógicamente, debió empezar con un plan específico a las órdenes de la seleccionadora, Mayuko Fujiki, la cabeza de todo un vestuario que apoyó a su referente durante la gestación.

"Después de haber parido, tu cuerpo cambia. Tienes que bajar unos kilos y, como doy pecho, también tienes que ir con cuidado con la prolactina y todas las hormonas por las lesiones. Es una tarea complicada que todo tu cuerpo a cuerpo vuelva a la normalidad", explicaba la nadadora en una entrevista con Olympic Channel. "Sobre todo noto que no duermo, no descanso. Antes llegaba del entreno y me tumbaba a ver una serie, me ponía hielo en las piernas y ahora llego y estoy tres horas con 7 kilos en los brazos dando teta, despertándome muchas veces por la noche...", apuntaba, poniendo en valor la difícil conciliación entre familia y deporte de élite.

Entre otras cuestiones, la nueva rutina implicó desde el inicio salir del agua periódicamente cada 2 horas para sacarse leche del pecho y enviársela a su hijo y una fatiga añadida al llegar a casa. "Existe un problema muy grande y es que en muchas profesiones todavía la conciliación familiar es difícil, y en el deporte sobre todo cuando se trata de tu cuerpo, te quedas sin becas y sin muchas cosas", denunciaba Carbonell en este periodo, en el que sacó partido de la mediaticidad de su figura para "visibilizarlo".

La espina de Río

A pesar de las trabas extra, los Juegos Olímpicos de Tokio se vislumbran a la vuelta de la esquina con Ona Carbonell llamando a la puerta. A base de sacrificio, trabajo y constancia, la máxima exponente de la sincronizada española ha sido capaz de integrarse de nuevo en la selección. Su presencia llega justo a tiempo para el Preolímpico, fijado para junio, en el que revivirá la competencia en lo más alto después del parón y capitaneando a las suyas.

Tokio se postula como la tercera y última oportunidad olímpica de la líder de la natación artística en nuestro país. Este último deseado billete presenta, además, el deseo de redimirse del sabor amargo de Río de Janeiro 2016, en el que España cerró las jornadas de ejercicios sin medallas. Un quinto puesto en parejas, al lado de Gemma Mengual, fue el único resultado que pudo traerse de Brasil.

Ona Carbonell y Gemma Mengual en los Juegos de Río / Getty Images

Todo lo contrario fue su primera puesta en escena en unos Juegos. Ona Carbonell entró arrasando en el 2012 en Londres, dando un golpe sobre la mesa reivindicando su desbordante talento y el medallero de España. Dos medallas, una plata y un bronce, fueron el sello de la barcelonesa en el palmarés de la cita multideportiva por antonomasia.

Junto a Andrea Fuentes se fraguó en el agua su mejor resultado olímpico, un segundo puesto que marcó un antes y un después en su peso en la 'sincro' mundial. A son de tango, Ona y Fuentes rozaron lo más alto del podio con una coreografía que acaparó los elogios de una disciplina en la que el dominio ruso pareció inalcanzable. No conforme con ello, la ahora capitana del equipo español cerró un debut envidiable con otro metal en la prueba por equipos.

Casi una década después de aquello, Ona Carbonell vive un curso único en el que ansía un premio por segundo verano consecutivo después del nacimiento de su primer hijo. De celebrar su primer Día de la Madre en mayo, a luchar por plaza olímpica en junio... y quién sabe dónde puede estar el techo de una mamá de medalla.

 
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