Ray Zapata brinda la sexta medalla a España en Tokio en gimnasia artística

El gimnasta hispanodominicano Rayderley Zapata ha protagonizado la sexta presea para la delegación española en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La final de suelo ha dejado al representante español a las puertas del oro, y es que se ha coronado como subcampeón olímpico con una marca de 14.933. Nadie ha conseguido superar este registro, aunque el oro ha caído en manos del israelí Artem Dolgopyat con los mismos números.

Ray Zapata ha cumplido con creces la "salvajada" que prometió en la previa de la gran final y ha realizado un ejercicio casi redondo en el segundo turno. Los jueces otorgaron una nota de 14.933 que ya lo colocó como el rival a batir durante toda la prueba.

Fueron pasando los rivales y nadie consiguió sobreponerse a esos números, con la salvedad de un Dolgopyat que lo adelantó en la clasificación a pesar de recibir la misma marca. La dificultad extra de su ejercicio a ojos de los expertos desequilibró el campeonato en favor del deportista de Israel.

Con este resultado, Ray Zapata sube al medallero español la sexta medalla en estos Juegos, la tercera de plata. Además, el gimnasta toma el relevo del legendario Gervasio Deferr, quien fuera su entrenador, en un podio olímpico en esta modalidad de la gimnasia artística.

Una plata que sabe a oro

La de Zapata es la sexta medalla que logra la delegación española que compite en Tokio, tras un oro en tiro, dos platas en taekwondo y piragüismo y dos bronces en bicicleta de montaña y tenis.

Abrió el concurso de suelo el campeón mundial absoluto, el ruso Nikita Nagornyy, que en la primera diagonal que se veía en la final, al aterrizar un salto triple, se salió con los dos pies del límite. Con eso quedaba descartado para el oro. Obtuvo un 13,066, dos puntos menos que en la ronda de clasificación y acabaría séptimo.

Llegó la hora de Zapata. En la primera serie exhibió toda la confianza que lleva meses atesorando en sus entrenamientos en el CAR de Madrid. Excepto un paso atrás en la segunda diagonal, clavó todo. Saltó alto, enlazó sin titubeos y dejó una impresión excelente que le valió esos 14,933: 6,500 de dificultad + 8,433 de ejecución.

Había anunciado la introducción en el ejercicio de su nuevo salto Zapata II, pero finalmente no lo hizo y prefirió asegurar con un ápice menos de riesgo.

Desde la grada, el resto del equipo español le animó con gritos de '¡vamos, Ray!, ¡muy bien, Ray!'. El gimnasta salió exultante y mostró a las cámaras un babero con el nombre de su hija Olimpia, que ayer cumplió dos meses.