Pícaros y mafias, a la caza de setas
Seis personas han sido denunciadas este otoño en Alava por coger más ejemplares de los permitidos, todas en Kuartango y con la misma especie, Cantharellus
CADENA SER
Vitoria
La Diputación de Alava ha interpuesto seis denuncias en lo que va de temporada a ‘seteros’ sorprendidos con cantidades que sobrepasaban los dos kilos de límite que establece la norma. Las cantidades incautadas oscilaban entre los 4,2 kilos y los 26 kilos requisados en Ereña. Todos los infractores fueron interceptados por guardas forestales en la zona de Kuartango y con la especie Cantharellus.
“Vas a pasar un buen día y vuelves con un disgusto” advierte el jefe de Montes de la Diputación alavesa, Fernando Cámara, que recuerda a la doble obligación básica a la hora de recoger hongos y setas: emplear una cesta y limitarse a recolectar dos kilos por persona al día.
En caso contrario, las sanciones oscilan entre los 30 y 600 euros en función de las cantidades y de la protección del espacio. En este caso, la mitad de las seis denuncias corresponden a espacios protegidos, donde la cuantía de la multa es mayor.
Cámara asegura a Cadena SER Vitoria que hay mucho “pirata” y mucha “picaresca” en el mundo de las setas y cita el ejemplo de uno de los sancionados este año, sorprendido con 5 kilos de Cantharellus por un guarda forestal que previamente había localizado otras dos cestas más en el entorno, una con 7,3 kilos y otra con 7,1 kilos.
“Estaban donde estaba este hombre, presumiblemente las tenía preparadas para coger el coche, pasar por ahí y cargarlas, en total 20 kilos, pero no se puede demostrar que las cestas eran suyas y por supuesto, él lo negó” explica Cámara.
“Nos hemos encontrado a gente que coge de noche, porque con las linternas los hongos resaltan más y gente con rastrillos que destroza el monte” cuenta el jefe de Montes de la Diputación que lamenta incluso la presencia de “mafias”.
Cuenta Cámara que el pasado otoño interceptaron una cuadrilla a la que sorprendieron con mas de 100 kilos de níscalos en la zona de Valderejo. “Son grupos organizados, cuadrillas enteras que recogen grandes cantidades y después colocan donde pueden, a quien sea, desconozco los cauces de comercialización, pero nadie coge 100 kilos de setas para comérselos, son para venderlos a un mayorista, grandes superficies o restaurantes”, asegura.
