Echávarri sale “desolado” de un congreso que deja al PSOE “desgarrado”

Alicante

"Absolutamente desolado". Así se declaraba ayer el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri. Consumada la ruptura del PSOE, en el comité federal en la sede de Ferraz, que se zanjó ayer con la dimisión de Pedro Sánchez, su secretario general, el relevo lo toman ahora las consecuencias que esta fractura pueda suponer en el socialismo de la Comunitat Valenciana y en el de la provincia.

Con el president Ximo Puig, alineado con los críticos; la consellera Carmen Montón, sentada ayer a la derecha de Pedro Sánchez, y con otras imágenes que nos dejó ese congreso, como la de Puig, charlando en uno de esos recesos con el expresidente Joan Lerma y el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, ambos valedores de Sánchez.

Un Echávarri, fiel al secretario general hasta el último instante, que salía del comité con la impresión de haber acabado "desgarrados" como partido y lamentaba una reunión "excesivamente larga" a la que se había ido "con los deberes sin hacer".

En esta misma entrevista con la periodista Esther Bazán, Echávarri achaca lo que tilda de "situación dramática" a "la falta de diálogo y al enconamiento" de posturas. Cree que se "ha dejado crecer" esta situación "hasta que ha explotado" finalmente.

Sin referirse a esa divergencia -hecha evidente en la votación- con Puig o con otros compañeros de partido, como su propio mentor político, el senador y veterano Ángel Franco -ambos en el lado de los críticos-, Echávarri cree que "todos", sin excepción, han sido "responsables" de lo sucedido. Eso sí, rechaza un resultado en clave de vencedores y vencidos que sería tanto como hablar "de dos PSOE's" y para ello, afirma: "Debemos empezar a respetarnos entre nosotros".

Un partido que para España es, recalca, "imprescindible".

Por su parte, Ximo Puig, en declaraciones en Valencia, descartaba que existan "barreras de incomunicación". Añade que "lo más importante ahora es gobernar la Comunitat y los ayuntamientos".