Mujeres sin hogar: pobres e invisibles

Nunca he visto durmiendo en la calle a una mujer. Bueno, para ser sincera, tampoco me he recreado en los detalles, aunque las dos personas que duermen a cada lado del puente cerca de mi casa son hombres. Eso es seguro.

No las he visto, pero las hay. En Euskadi en el último recuento 41, según el estudio del SIIS para Emakunde que me ha dejado el alma encogida. Porque estas mujeres esconden su necesidad y para librarse del estigma o para evitar agresiones sexuales (que ha sufrido una de cada cuatro) no acuden a los servicios sociales y recurren a estrategias como dormir en casa de familiares, cuidar a cambio de cama, limpiar a cambio de cama o, y esto es lo que no me puedo quitar de la cabeza: mantener relaciones de pareja insatisfactorias para no verse en la calle.

Es la pobreza que nos rodea, invisible, que tenemos que aprender a ver. Y está aquí, en Euskadi.