Una errata acompaña a Miguel de Cervantes en su tumba

Madrid

En junio de 2015 la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, inauguraba la placa conmemorativa del monumento a Cervantes. Para sorpresa de todos, ésta tenía una nada ingeniosa errata. Donde debía poner 'Los trabajos de Persiles y Sigismunda' figuraba 'Los trabajos de Persiles y Segismunda'. La i había mutado en e. Año y medio después la placa sigue igual. Es una de las anécdotas que uno puede ver, y escuchar, en las visitas que durante todo este 2016 se están produciendo en el convento de las Trinitarias donde están sus restos.

Este 2016 está a punto de llegar a su fin y con él las celebraciones que se han ido realizando para conmemorar el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Entre esas celebraciones están las visitas guiadas que el Ayuntamiento de Madrid ha organizado gratuitamente a su tumba.

La visita comienza en pleno Barrio de las Letras, en el convento de las Trinitarias Descalzas, en la calle Lope de Vega, 18. Son las cinco de la tarde y un grupo de 25 personas espera a que comience el tour junto a Julia, la guía.

Las preguntas tardan poco en aparecer. “¿Si no se le hicieron las pruebas genéticas a los huesos encontrados cómo podemos estar seguros de que se trata de Miguel de Cervantes?”, pregunta una de las asistentes. “Por todas las pruebas documentales que se han ido encontrando”, contesta resuelta Julia.

Miguel de Cervantes sentía devoción por los Trinitarios porque debía la vida y la libertad a esta orden fundada a finales del siglo XII para liberar a los cautivos que le había sacado, junto a su hermano, de la prisión en la Berbería. Por eso quiso enterrarse en la que por entonces, en el arranque del siglo XVII, era una modesta iglesia.

Tras varios siglos sin conocer su paradero exacto hace año y medio un grupo de expertos consiguió dar con los restos en la cripta del convento. Junto a los suyos se localizaron los de otras 14 personas. “10 adultos y 5 niños. De entre los adultos hay 4  que seguro que son hombres. Algunos de esos huesos de adulto tienen que pertenecer a Miguel de Cervantes”, dice.

Durante el recorrido siguen saliendo muchos más datos. Así por ejemplo conocemos la fecha real de su muerte. “Cervantes muere el 22 de abril, no el 23 como mucho creen. En aquella época la fecha que consta en los archivos parroquiales siempre es la del enterramiento, que en el caso de Cervantes fue el día 23”.

Otro descubrimiento: Cervantes no fue nunca manco, al menos no técnicamente. “Le llamaban ‘manco de Lepanto’”, dice Julia, “pero la mano siempre la conservó. Lo que pasa es que no la podía utilizar”.

Poco más de media hora después el tour finaliza. Las visitas guiadas no acaban con el año, aunque a partir de enero no las organizará el Ayuntamiento y dejarán de ser gratuitas.