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Diputación de Palencia

Palencia, el paraíso olvidado de las setas

Boletus Edulis / Foto: Diputación de Palencia

Palencia

Los amantes de la micología están de suerte porque la primavera ha sido larga, muy larga, pero también lluviosa; tanto que aún podemos aprovechar los últimos coletazos de la temporada micológica.

Y es que la naturaleza esconde muchas sorpresas y en algunas zonas de nuestra provincia aún podemos avistar y disfrutar de este manjar. Desde Palencia Turismo te invitamos a que te prepares para emprender un agradable paseo primaveral con un espíritu mágico por algunos rincones de la provincia. Atento, porque te damos pistas sobre las despensas micológicas de nuestra geografía.

Nuestro sendero micológico arranca en un punto clave de la Tierra de Campos, Ampudia. A escasos kilómetros, junto a los márgenes del Arroyo El Salón y del Arroyo del Valle, podemos encontrar las setas comestibles más famosas entre los aficionados: setas de cardo (pleurotus erygii) y los níscalos (lactarius deliciosus). No muy lejos de allí, en las zonas no cultivadas y caminos de los alrededores de Autilla del Pino, también es posible llenar nuestras cestas con este tipo de hongos.

Otra alternativa para pasar un buen rato en plena naturaleza, es cruzar al otro lado de la provincia y adentrarse en la Comarca del Cerrato. Municipios como Cevico Navero, son el lugar ideal donde encontrar multitud de setas de temporada, como la ya mencionada seta de cardo o el champiñón. Pero no solo esto; bajo los robles y encinas de esta comarca también comienzan a crecer auténticos diamantes, ejemplares de trufa negra.

Y aunque esta joya gastronómica no es autóctona de la zona, hace casi diez años que empresas, instituciones como la Diputación de Palencia y productores dieron el primer paso en esta apuesta de futuro para el sector agroalimentario palentino, uno de los que sostienen la economía de la provincia.

Nuestra tercera alternativa micológica se encuentra más al norte, concretamente en la zona de la Vega y la Valdavia, la Ojeda y el Boedo. Saldaña, Villaires, Celadilla del Río, Villaeles, Villanuño, Cornón, Cornoncillo y Osorno son los lugares por donde transcurre esta maravillosa y variada área micológica.

Sus bosques de roble y rebollar están repletos de hongos comestibles de gran calidad como Bolutus aestivalis, B. aereus, B. regius la Amanita rubescens o la buscada yema de huevo o amanita de los césares. En cambio, en las zonas de pasto de Cuenca del Carrión, la Valdavia, Ojeda y Boedo abundan especies comestibles, algunas tan emblemáticas como la senderina, la monterina o la seta de sombrerillo. Mientras que al borde de Tierra de Campos, donde crecen los pastizales con espinos, proliferan setales de la codiciada seta blanquilla, seta de San Jorge o perrechico.

Las riberas de los ríos Carrión y Valdavia, son otro de los puntos clave en la provincia para la actividad micológica. Esta zona de paisaje protegido está repleta de riachuelos, alisedas, bosques mixtos y sombríos donde nacen hongos tan peculiares como el Paxillus rubicundulus. En este caso, comenzaremos nuestra ruta en Saldaña. Si nos dirigimos hacia el sur, Lobera y los sotos de Renedo de la Vega serán nuestros puntos de referencia; si lo hacemos hacia el norte, Pino y Fresno del Río serán nuestros destinos.

Sin movernos de las zonas bajas del Carrión y Valdavia así como en los márgenes del Canal de Castilla o de los ríos Burejo y Ucieza, encontraremos setas de tipo colmenillas, bonetes, pucheruelos, y las típicas setas de chopo.

No nos olvidamos, por supuesto, del norte. Nadie duda de que la Montaña Palentina sea uno de los paisajes más bellos de la provincia, pero también es un auténtico placer para los sentidos entre los aficionados a la recolección.

Nuestro paseo comienza en Aguilar de Campoo. Repleta de bosques de pino albar, pino salgareño y negral, aquí podremos encontrar distintas variedades de setas con gran valor gastronómico como Lactarios deliciosus, Tricholoma portentosum, Boletus edulis o Cantharelus cibarius.

Si continuamos nuestra excursión, estamos obligados a pasear por el hayedo de la Senda de la Pedrosa en Barruelo de Santullán, donde entre árboles encendidos en los típicos rojos y ocres del otoño, no podrás evitar inspirar el aroma de la corteza de los árboles mientras imaginas el fuego crepitante en el que cocinarás estos tesoros gastronómicos. Muy cerca de allí, en Brañosera nos esperan variedades propias de hayedos de la zona de la Braña; mezclados con avellanos, acebos, roble albar, proporcionan variedades micológicas como Ascomycetes, Amanita vaginata, Amanita rubescens o Boletus aereus.

Entre pantanos y emblemáticas cumbres como el Curavacas y Espigüete, nos topamos en Velilla del Río Carrión con especies propias del rebollar como Cantharellus coibarius, Amanita caesarea, Lactarius quietus. Todas ellas en un atractivo paisajístico inigualable.

Algunas localidades, como Cervera de Pisuerga o la ya mencionada Brañosera, han encontrado en la riqueza micológica de su entorno natural un nuevo atractivo turístico; eventos como ferias y jornadas durante los meses de octubre y noviembre. Algunas de ellas cuentan ya con una larga trayectoria y atraen a muchos aficionados desde distintos puntos geográficos, como son las Jornadas Gastronómicas de las Setas de la Montaña Palentina que este año celebran su decimocuarta edición.

Pero el culto por las setas va aún más allá y Palencia se ha convertido en un auténtico templo gastronómico donde degustar este manjar, muy utilizado en guisos de legumbres y caza. Establecimientos hosteleros como Casa Pepe´s en Palencia, con su ya clásica sopa de trufa; o el restaurante Estrella del Bajo Carrión en Villoldo con su revuelto de hongos con cebolla confitada y foie; pueden ser paradas en el camino donde reponer fuerzas y degustar los mejores platos de la gastronomía palentina.

Este elemento esencial de los fogones palentinos, podemos encontrarlo también entre los productos de la marca `Alimentos de Palencia´. A esto se dedica precisamente Micopal, que cuenta con una serie productos elaborados con setas y hongos de gran calidad; recogidos directamente de los suelos del norte de la provincia. Agridulce de trompeta amarilla, confitura de gula del Monte, escabechado de níscalos, mermelada capuchina… grandes delicias micológicas para los paladares más exigentes.

Como ves, recorrer los bosques de la provincia de Palencia para recolectar y degustar estos tesoros otoñales es una aventura que despertará los más grandes pequeños placeres de la vida. Calla, observa la tierra, busca y, sobre todo disfruta del paisaje y del sabor. ¿Te vienes?

 
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