Empleo,presente y futuro
————————— Rafa Bernardo —————————
Diseño Elisa Lázaro | Maquetación Daniel Pérez
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Diseño Elisa Lázaro | Maquetación Daniel Pérez
El mercado de trabajo que se está configurando con la incipiente recuperación económica es muy distinto del que había justo antes de que estallase la crisis. Hay formas de contratación distintas, más precarias; hay sectores que han perdido mucho vigor, y otros que tímidamente sacan cabeza; y hay indicadores que repuntan, mientras que otros se quedan estancados, como los salarios. Aquí van diez indicadores que dan las fotos precisas de lo que ocurría antes de la crisis, en mitad de la recesión -justo antes de aprobarse la reforma laboral- y ahora.
El contrato a tiempo parcial gana impulso en los últimos años; es una forma de contratación impulsada por la reforma laboral y la legislación posterior, que entre otras cosas ha abierto la puerta a que este tipo de contratos se beneficien de bonificaciones a la contratación y han implantado un régimen de horas complementarias más favorable al empresario.
Empleo a tiempo completo
Empleo a tiempo parcial
Los datos de la EPA muestran una creciente insatisfacción de las personas que tienen empleo con su situación laboral, y un creciente desánimo de los que no lo tienen acerca de la posibilidad de reincorporarse al mercado de trabajo. Dos indicadores: el porcentaje de personas con contrato a tiempo parcial que querrían tener un trabajo a tiempo completo ha subido del 31% al 62% con la crisis, y el porcentaje de desanimados (personas que no buscan trabajo porque no creen que lo vayan a encontrar) se ha duplicado de 2007 a 2014.
Trabajadores
tiempo parcial
Querrían trabajo
a tiempo completo
Detalle de la evolución de desanimados
Inactivos DesanimadosLa contratación temporal ha caído bruscamente con la crisis, porque esos trabajadores han sido los primeros en ser despedidos. Sin embargo, en los últimos trimestres se constata que ese tipo de contratación crece a un ritmo más rápido que la indefinida (no se aprecia en el cuadro porque es un fenómeno reciente); es habitual en todo caso que, tras una crisis, primero crezca la contratación temporal y –cuando las expectativas se asientan- ya venga la indefinida.
Los salarios llevan perdiendo poder adquisitivo desde 2010; primero, porque los precios han crecido más que los sueldos, y luego porque los salarios han empezado a bajar directamente en términos monetarios. La baja inflación que vive España últimamente ha atemperado algo los efectos de la caída salarial, pero no la ha compensado.
Los datos de lo que duran los contratos temporales evidencian que se acentúa la precariedad: este tipo de empleos se realizan cada vez con una duración más corta. Aunque el número de contratos de 1 día sigue siendo relativamente escaso (son apenas un 1% del total) su número se ha multiplicado por dos: es la duración de contrato que ha experimentado una subida más fuerte.
El número de horas trabajadas se han reducido, puesto que ha caído el empleo y las jornadas se acortan; las horas extra también se han reducido, pero ha aumentado el porcentaje de esas horas que no se pagan. Esto pone de manifiesto una realidad de explotación que puede estar vinculada con el aumento del tiempo parcial que enmascara jornadas completas.
Al analizar la evolución sectorial del empleo, nos encontramos con que durante la crisis el empleo ha crecido sólo en sectores muy concretos: el relacionado con la industria energética, el vinculado con el arte y el entretenimiento, y el trabajo sanitario y de cuidados (economía blanca).
Dónde se ha creado más empleo (2008 - 2014)
Suministro de energía eléctrica, gas, vaporCabe destacar que, a priori, ni las actividades artísticas y de entretenimiento ni las sanitarias y de servicios sociales están vinculadas con el sector exportador. Por otro lado, se ha perdido empleo en el resto de sectores, pero en especial en sectores industriales y, por supuesto, en la construcción:
Dónde se ha perdido más empleo (2008 - 2014)
Industria manufacturera Industrias extractivas ConstrucciónEl empleo entre los jóvenes (16-24 años) ha sufrido un retroceso fuerte, pero a la vez el número de jóvenes en el mercado laboral (es decir, con trabajo o con deseo de trabajar) ha caído mucho: ante la falta de oportunidades, muchos han vuelto a los estudios. Así, en porcentaje el paro juvenil es muy elevado, pero en términos absolutos los parados jóvenes suponen apenas el 15% del total.
El comienzo de la crisis golpeó especialmente al empleo en los sectores más masculinizados (como la construcción), lo que acercó la tasa de paro de los hombres a la de las mujeres, que siempre ha sido mayor; luego, el paro se extendió a otros sectores con más presencia femenina (sobre todo cuando empezó a afectar al sector público –educación, sanidad…- donde hay más presencia de mujeres) pese a lo cual hubo un momento en el que ambas tasas de paro estuvieron casi a la par, porque el aumento del paro entre los hombres siguió produciéndose a mayor ritmo. Ahora, con el comienzo de la recuperación, el empleo que se ha recuperado ha sido sobre todo el masculino, así que la convergencia en el paro que se alcanzó en 2012 está deshaciéndose de nuevo en favor de los hombres.
Los datos muestran que la fuerte caída en la afiliación ha traído consigo un importante descenso de los ingresos de la Seguridad Social en concepto de cotizaciones, pero que la reciente recuperación del empleo no ha venido acompañada de un repunte similar. Singularmente, desde finales de 2011 y hasta ahora se aprecia un aumento neto en el número de afiliados, pero el dinero que se ingresa por ellos es sensiblemente inferior. Dos posibles explicaciones pasan porque el empleo que se ha creado es de peor calidad, y porque las múltiples bonificaciones y reducciones de cuotas introducidas por el Gobierno en esta legislatura para animar la contratación hacen que los empleos no se noten en la caja de la que salen las pensiones.