El Madrid mete presión al Atlético e intimida al Barcelona antes de la final de Copa

El Madrid demuestra ante el Almería que la Liga también se decide en los choques ante los equipos más humildes. Al contrario que el Barcelona en Granada, el equipo blanco no dio opciones a los andaluces y, liderados por un gran Di María y un voluntarioso Bale, consiguieron una goleada que refuerza su moral antes de la final de Copa ante el alicaído Barça de Gerardo Martino.

El Real Madrid salió al césped del Bernabéu sabedor de que el sábado le podía ser muy propicio. El Barcelona acababa de sufrir su quinta derrota de la Liga en Granada y una victoria no solo permitía al Madrid adelantar a los azulgranas en la clasificación, sino que le ayudaba a meter presión a un Atlético que tiene a tres puntos y con el que tiene el golaveraje perdido.

En cualquier caso, el equipo de Ancelotti afrontaba el encuentro ante el Almería con una baja de última hora, la de Sergio Ramos, con molestias en el trapecio desde la jornada anterior. No debía echar en falta el Madrid a uno de sus capitanes ante un Almería cuyo once demostraba que Francisco, el técnico del equipo andaluz, no creía que su liga pasara por este choque.

Varane hizo de Ramos, pero no fue por eso protagonista del choque. Porque desde el pitido inicial, el que quiso asumir el liderazgo del equipo fue Ángel di María. El argentino buscó la portería contraria desde el primer minuto en un choque en el que Ancelotti lo alejó del centro para que pudiera disfrutar más de la banda.

Y aunque abandonó el sitio que le ha convertido en imprescindible en el equipo este año, Di María se creció para ser el referente del equipo. Nada más arrancar el choque lanzó un zurdazo al larguero de la portería de Esteban. Pero el argentino no se lamentó, sino que siguió intentándolo hasta que pudo batir al guardameta del Almería.

Lo hizo con un golazo. Internándose en el área del equipo visitante con calidad, tirando a dos defensas al suelo cuando hizo un cambio de dirección magistral y batiendo al veterano Esteban con un disparo que desde su nacimiento tenía marcado el sello del gol. Así llegó el 1-0.

Antes que él también lo habían intentado Benzema y Gareth Bale, pero a ambos les faltó el hambre y la puntería del hombre al que la afición echaba de menos: Cristiano Ronaldo, el hombre al que la parroquia blanca espera -aunque con no demasiada fe- en la final de Copa que el miércoles juega el Madrid ante el Barcelona en Mestalla.

Por suerte para el Madrid, el Almería no parecía darse por aludido con los avisos del francés, el galés y el argentino. Con Esteban como estrella del equipo, los andaluces se limitaron a no perder el sitio y a aguantar el tipo ante un Madrid entonado y con ganas de evitar lo que le había pasado al Barcelona: pinchar ante un equipo ante el que no se puede fallar nunca, y menos en este final de la Liga a tres, el final de Liga más apretado de las últimas décadas.

Pudo Di María hacer el segundo en plan olímpico, en un lanzamiento de córner, pero Esteban pudo sacar la bola en el último momento. También insistió Bale cabeceando primero y con un buen zurdazo después. Incluso hubo una acción en la que el colegiado Martínez Munuera pudo pitar un penalti sobre Coentrao por una falta de Jonathan. El gol de la sentencia, sin embargo, no llegaba.

La duda en la grada, y quizá también en la cabeza de Ancelotti, era si el partido lo debían sentenciar los once que tenía sobre el campo o si había que dar una oportunidad a la colección de canteranos que, por las bajas, estaban en el banquillo.

Siete minutos después de la reanudación, la duda quedó resuelta. Porque el triplete más entonado de la noche -el formado por Di María, Benzema y Bale- se encargó de demostrar el poder de los millones frente a la pujanza de la cantera. Buen toque del argentino para el francés en la frontal del área, que vio la colada de Bale por la izquierda para que éste fusilara pese al intento de Esteban por evitar el gol. No pudo y el 2-0 subió al marcador.

Y cuando en la grada volvía el debate sobre el portero que debe ser titular en la meta del Madrid, Isco echó un cable a su entrenador anotando el 3-0. Lo hizo recibiendo un balón en el segundo palo y metiéndolo al guardameta del Almería por el palo corto. Un nuevo capítulo del idilio entre la grada del Bernabéu y el de Benalmádena, uno de esos jugadores que, como dice Florentino Pérez, cada día demuestra que es de esos que ha nacido para jugar en el equipo blanco.

No tuvo más que buenas sensaciones el Real Madrid en esta noche primaveral. Así, la grada ovacionó la salida de Di María y la entrada de un Casemiro que cumplió en Dortmund. Y también aplaudió una gran intervención de Diego López en la (casi) única jugada de peligro del Almería, un libre directo que Corona lanzó a la base del palo derecho de la portería blanca que el guardameta atajó en una gran estirada.

El partido aportó poco más. Los aplausos a Bale cuando abandonó el campo, los pitos a Benzema cuando marró una nueva ocasión, el cuarto gol del Madrid obra de Morata... El 4-0, obra del canterano, cerraba una gran noche para un equipo que se fue a la cama empatado a puntos contra el Atlético y soñando con una final de Copa que jugará ante un Barcelona que en menos de una semana ha dicho adiós a la Champions y ha dado un paso atrás casi irrecuperable en la Liga.

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