Estafados sin recompensa
Madrid
Nos han vendido en los últimos años que nuestro mercado del automóvil es muy competitivo y que los consumidores no podíamos encontrar mayores ofertas en el mercado que ahora. Puede ser. Los bajones en las ventas después de unos años de subidas y más subidas han llevado a un “ajuste” de precios importante. Verdad.
Pero hay ciertas cosas que nos hacen tambalearse algunas de las cosas que nos han vendido. Sobre todo a raíz del multazo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a la red de ventas de coches de la firma Volkswaguen, que engloba las enseñas Audi, Seat y la propia Volkswaguen, por prácticas anticompetencia. Vamos, un cártel que, como siempre, va claramente contra el bolsillo de los consumidores.
Nada menos que 40 millones de euros que los concesionarios colaboradores de VW deberá abonar, por mucho que ahora, en la “guerra de guerrillas”, se diga en ciertos foros que fue una de las propias enseñas del grupo la que “ideó” estas prácticas y que ahora se salva de la multa por la clemencia de la CNMC precisamente por “cantar”. Y es que “chivarse” tiene premio en estas cosas.
Y este caso no preocuparía tanto si esta sanción de la CNMC, considerada como “muy grave”, fuera aislada. Pero no. Antes ya hubo sanciones nada menos que a firmas como Toyota, Land Rover, Hyundai y Opel, lo que no deja precisamente muy “limpio” al sector. Vamos, que llueve sobre mojado. Y que genera algunas preguntas. Como esta: ¿Hay más que no sabemos?
Lo peor de todo estos es que cuando se detectan estas graves irregularidades, los directamente afectados nunca se benefician, sino todo lo contrario. Se les queda cara de tontos. Los consumidores obviamente han pagado más de lo que deberían por un falta de competencia que ahora se sanciona: salen perjudicados de los “manejos” ilegales de los concesionarios, como pactos de precios o pasarse información que en nada beneficia la libre competencia. Pero descubierto el pastel, no hay “ajustes” de cuentas que permitan saber cómo se habría beneficiado de una “guerra” de verdad en los concesionarios en los que compró y, por lo tanto, recibir alguna compensación económica.
Tampoco las habrá para las otras marcas “limpias” de estas prácticas que jugaron con otras cartas, no marcadas, en la “guerra” de precios y ofertas y que quizá también salieron perjudicadas del “juego sucio”.
Ya sabéis: los compradores de coches en estos concesionarios con “cártel” no verán un duro, como no lo verán los millones de usuarios que durante años compraron lácteos con supuestos beneficios que luego se han demostrado inexistentes. O los que a lo largo de los años han caído en los falsas creencias de que determinados productos “milagro” realmente servían para algo más que para engordar los bolsillos de empresarios sin escrúpulos. En algunos casos, multimillonarios – como en el caso de las pulseras milagro - a los que nadie quiso ni tuvo intención de parar los pies ( salvo, finalmente, en EEUU).
Casi siempre se cumple la máxima: Defraudan, es difícil que les pillen, pero aunque les pillen, seguramente han realizado un magnífico negocio y las víctimas nunca son recompensadas. Penoso.
Cuenta de Twitter: @JesusSoriaD